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jueves, 29 de julio de 2010

El malhumor es signo de frustración

El malhumor es una actitud negativa hacia si mismo, las demás personas y las cosas; y los malhumorados se pueden jactar de una sola cosa: de su mal carácter.

Tenemos que creer el hecho indiscutible que nos enseña que si estamos mal predispuestos es altamente probable que las cosas que intentamos hacer salgan mal, que nos llevemos mal con la gente, que nuestras relaciones no se mantengan, que no podamos construir nada que tenga una base sólida.

El malhumorado está cerrado y no acepta los cambios.

Estar en el mundo exige estar predispuesto a cambiar, porque la vida es movimiento y cambio y las circunstancias también cambian.

Una actitud de apertura exige en primer lugar aceptar las cosas como son y esto nos mostrará que en la medida que las aceptamos nos abrimos a la posibilidad de que éstas cambien, porque todo lo que se resiste persiste.

Para vivir en sociedad es indispensable desarrollar una gran capacidad de tolerancia, porque los otros son diferentes, piensan distinto y están particularmente interesados en su propio mundo.

Por estos motivos, la comunicación es simplemente un verdadero milagro, que se produce únicamente cuando existe tolerancia y respeto por el otro, en tanto que otro, o sea cuando se puede salir de uno mismo para poder comprender ese otro universo que es el otro.

Todos somos testigos de la discordia que existe en el mundo debido a la intolerancia, por cuestiones políticas, racistas, religiosas, culturales, etc., y no creo que haya un solo ser humano que esté conforme con el estado en que se encuentra la civilización en este momento.

Sin embargo, cada uno en particular colabora inconscientemente para que esta situación no cambie; porque el cambio comienza por cada individuo y su buena relación con su entorno y solamente de ese modo se puede irradiar al resto del mundo.

Nada se soluciona si estamos de malhumor, al contrario, las cosas que rechazamos perduran y también pueden empeorar; el amor termina, las relaciones se destruyen y lo peor de todo es que los hijos aprenden a ser iguales.

Se puede medir el grado de mal humor de un sujeto cuando maneja su auto, porque el auto es la identidad que adquiere en la calle, cuando está al volante, de acuerdo al poder del vehículo que tiene.

Cuanto más grande el auto más grande es el ego y más deseos de atropellar a los otros tienen sus dueños.

Lo mismo pasa con el dinero, cuanto más dinero más egoísmo para acumular poder y tener la posibilidad de someter a los demás.

Pocos piensan que el final de la vida es igual para todos y que las mortajas no tienen bolsillo y también no son muchos los que se dan cuenta que lo más valioso de este mundo es poder estar en paz con uno mismo.

La paz interior sólo se consigue cuando se comienzan a ver los verdaderos valores de la vida y uno puede tomar conciencia de lo insustancial de las cosas materiales, de lo poco que duran y del hecho trágico de que nunca terminan de satisfacernos del todo.

El malhumor es signo de frustración; es la expresión del desencanto, del sentimiento de impotencia que genera el creer que tenemos la culpa de todo lo que nos pasa.

Podemos cambiar nuestra vida siempre, pero nunca tomando el camino que no es para nosotros; porque cambiar significa atreverse a ser el que uno es y dejar de ser como los demás.

Podemos cambiar hoy mismo, porque los seres humanos no nacemos malhumorados, sólo adquirimos un mal hábito para descargar en los demás la hostilidad que tenemos hacia nosotros mismos.

No hay nadie más feliz que un bebé, porque no especula, es como es, vive el momento, no tiene rencores ni resentimientos, expresa sus emociones, y sólo apetece lo que le corresponde naturalmente.

Aprendamos a ser como un bebé, recuperemos la inocencia perdida, prioricemos a los afectos y alegrémonos por las cosas sencillas de la vida.

psicologia.laguia2000.com

¿Qué es lo que hace que algunas personas se sientan inseguras y otras no?


Sin duda, el sentirse inseguro y tener miedo a arriesgarse a tomar una decisión, es un rasgo de carácter que se relaciona con nuestras experiencias de la infancia; porque básicamente toda persona sana viene al mundo con los recursos que necesita para desenvolverse normalmente en su ambiente.

El hombre como especie es el más indefenso, porque no puede sobrevivir si no recibe cuidados desde que nace hasta que crece y se pueda manejar solo.

El resto de las especies adquiere independencia más rápido y algunos hasta pueden defenderse solos al poco tiempo de nacer. Es más, si alguno de ellos se resiste a realizar por si solo lo que le corresponde en su momento, se lo abandonará a su suerte para que aprenda.

Eso sucede por ejemplo con las aves, que empujan del nido a las crías en el momento indicado para que aprendan a volar.

Los humanos, sin embargo, son capaces de permanecer con su madre mucho tiempo, a veces para siempre, cuando entre madre e hijo se establece una relación simbiótica.

La persona que aprende a ser dependiente es insegura, no confía en si misma, tiene miedo de asumir responsabilidades, de comprometerse y de tomar decisiones propias, debatiéndose casi siempre en un mar de dudas, para evitar cometer errores.

Estar demasiado seguro de nuestras decisiones en esta vida no es posible, porque existen los otros, seres libres como nosotros que pueden interferir en nuestra propia libertad y nosotros en las de ellos y ocasionar conflictos.

La persona segura de si misma sabe que se arriesga, porque en toda decisión siempre existe un riesgo.

El inseguro no quiere arriesgarse, porque tiene miedo y anhela el estado de seguridad que le brindó el útero materno, donde recibía lo que necesitaba, disfrutaba de la temperatura ideal y donde se sentía contenido, protegido y cuidado.

Pero el hecho de nacer, ser arrojado al mundo y existir, es otra cosa bien diferente, porque hay que adaptarse a condiciones muy distintas; y esta adaptación sana depende de los estímulos que se reciban.

Vivir exige un mínimo de audacia porque no hay certezas, solo hay probabilidades, pero si aprendemos a mirar, podremos comprobar que existe un orden que siempre surge después de cualquier desorden y que la intención es más importante que el error.

La naturaleza nos enseña que si respetamos su ritmo y sus leyes, podemos sentirnos más seguros que si hacemos lo contrario, porque la ley de causa y efecto nos muestra que lo que pasa se relaciona con lo que hacemos.

El caos es el producto de la sin razón, o sea que si actuamos en forma lógica y coherente es probable que nuestras decisiones sean las correctas.

El desarrollo de la tecnología ha favorecido a la humanidad en muchos aspectos, pero también ha separado al hombre de la naturaleza y lo ha hecho sentir ajeno a ella creando en el él un sentimiento de aislamiento.

Esa sensación de no verle sentido a la existencia hace que el hombre se sienta inseguro creyendo que puede sucederle cualquier cosa, al margen de sus decisiones, y por eso tenga miedo, se sienta inseguro y desee inconscientemente volver al útero materno para volver a sentirse contenido y protegido.

Los que se sienten seguros tienen fe, creen en ellos mismos, aprovechan esta oportunidad que tienen de vivir y se arriesgan, porque intuyen que vivir tiene un significado y que todo lo que hacen puede tener una consecuencia que los trascienda.

La naturaleza tiene misterios que aún no conocemos, puede que oculte todavía secretos que ni siquiera todavía nos atrevemos a imaginar.

psicologia.laguia2000.com

lunes, 26 de julio de 2010

La importancia de la relajación

Por Ana Palacios Gimeno
Psicóloga, Terapia Psicorporal

El hombre ha perdido la habilidad instintiva de conocer sus propias limitaciones, la capacidad de esfuerzo y la posibilidad de relajarse de una manera adecuada. Con las prisas y el estrés de la vida diaria, la relajación ha llegado a ser un arte para recuperar nuevas fuerzas. Deberíamos conservar este arte por encima de todo.

Existen actualmente muchas técnicas de relajación. Pero entre las técnicas clásicas, la de Jacobson ocupa un lugar relevante al haber sido objeto de investigaciones y aplicaciones clínicas.
Los pioneros en el campo de la relajación Jacobson y Schultz, ya vislumbraron la enorme importancia que la tensión y los estados emocionales podían tener en la aparición y desarrollo de numerosos problemas médicos.
Jacobson, en sus primeros trabajos que se remontan a los años treinta, defendía su aplicación terapéutica a problemas tan diversos como el insomnio, dolor crónico hipertensión ansiedad y fobias.

El término relajación tiene diversos sentidos: desde un punto de vista psicológico, reposo, distensión, apaciguamiento, abandono, renuncia, un dejarse llevar. Desde un punto de vista médico, reducción de la tensión corporal. Sin la evolución de la medicina psicosomática la relajación no hubiera nacido en Occidente, entendiendo la medicina como la unión estrecha entre nuestro cuerpo y nuestra mente.

Toda emoción entraña una tensión, que está asociada a una variación de nuestras estructuras musculares. Rara vez tenemos consciencia de nuestros músculos. Muchos si no son usados terminan por atrofiarse. El hombre sobrefatigado y superactivo, al no tener en cuenta su fatiga muscular, será preso de contracciones inhabituales y permanentes sin darse cuenta de ello y posteriormente repercutirá en su estado de ánimo.

Una ligera tensión de un músculo en reposo es necesaria para la vida, es lo que llamamos tono muscular. El organismo trata de reducir el tono a un estado de equilibrio casi constante, pero no siempre lo consigue y de ahí la importancia de tomar consciencia del tono mediante técnicas de relajación (Eutonía)
La tensión se manifiesta de una manera muy personal para cada uno de nosotros.
Uno apretará la mandíbula, otro contraerá el estómago, y un tercero tendrá calambres con frecuencia. Saber relajar cada parte de nuestro cuerpo de una manera puntual, será la finalidad de la relajación.

La Relajación tiene que aprenderse como cualquier otra actividad. No se produce de forma espontánea. Pocos son los sujetos que pueden relajarse cuando quieren aunque lo deseen de verdad. Especialmente mas difícil si se está ansioso.

El objetivo fundamental es dotar a la persona de la habilidad para hacer frente a situaciones cotidianas que le producen tensión o ansiedad. Actividades rutinarias que se llevan a cabo con más tensión de la necesaria. Situaciones ante las que la persona experimenta ansiedad o estrés.

Es de gran importancia en relajación, Una adecuada respiración que oxigene adecuadamente el organismo. Los patrones incorrectos de respiración se caracterizan por ser acelerados y de poca intensidad, una respiración en definitiva superficial.
Aunque respirar es en gran medida un proceso automático e involuntario se puede realizar de manera consciente, regulando su velocidad profundidad y ritmo. Una respiración profunda mantiene a la persona físicamente activa, intelectualmente lúdica y ayuda a equilibrar emociones.

Muchas enfermedades tiene la tensión como factor desencadenante. El cuerpo se queja a través de nuestros síntomas. Cuando menos escuchemos nuestros sentimientos y emociones, más sufriremos corporalmente.

El cuerpo se lamenta cuando la mente sufre.Sin embargo tratar de recurar la capacidad innata de expresión, de respiración y relajación, nos ayudará a sanarnos y ganar en tranquilidad y salud.

www.copsrioja.org/

domingo, 25 de julio de 2010

La inteligencia emocional, componente básico de la personalidad

El deseo es el arte que implica cada pulso de vida, provoca placer, nos permite crecer y avanzar y nos ayuda a reinventarnos en busca de la libertad como personas.

"Deseo", del latín "desidium", es "la acción de desear" , es "la cosa deseada", es "la fuerte inclinación de la voluntad hacia el conocimiento, consecución y disfrute de algo", es "el anhelo de saciar un gusto". Éstas son algunas de las múltiples definiciones de "deseo", que podemos encontrar en diccionarios, enciclopedias y otros medios de consulta.

El origen del deseo es una emoción

El deseo es la consecuencia de un sentimiento provocado a su vez por una emoción. La emoción es "el interés expectante con el que se participa en algo que está ocurriendo", es una alteración del ánimo intensa y pasajera que aparece junto a una conmoción somática. La emoción es un estado afectivo o reacción subjetiva al ambiente para adaptarnos a él.

Se trata por tanto de un fenómeno psicológico que altera la atención transformando ciertas conductas en respuestas del individuo, y es a la vez un fenómeno fisiológico que maneja respuestas como las expresiones faciales, los músculos, la voz y el sistema endocrino para el comportamiento más efectivo. Las emociones son influencias innatas y aprendidas, que posicionan al individuo frente a su entorno para poder adaptarse a él. Charles Darwin observó a los animales (a los primates sobre todo) y su amplia variedad de emociones, cuya función era básicamente social, para hacer posible la supervivencia de la especie.

Categorías de las emociones y sus funciones

Las emociones se agrupan en seis categorías básicas, con unas funciones características pero siempre con una finalidad común a todas ellas, que es la adaptación.

  • Miedo: anticiparse a una amenaza o peligro. Provoca inseguridad, incertidumbre y ansiedad. Su función es la protección ante una situción amenazante.
  • Sorpresa: es asombro, desconcierto, sobresalto. Su función es orientarnos frente a la nueva situación.
  • Aversión: es asco, disgusto, rechazo. Provoca al individuo alejarse de esa situación. Su función es el rechazo.
  • Ira: es furia, irritabilidad, enojo, rabia. Produce resentimiento. Su función es la destrucción.
  • Alegría: es euforia, diversión. Provoca bienestar y seguridad. Su función es repetir o reproducir la situación que ha causado esa alegría.
  • Tristeza: es pena, pesimismo. Produce soledad. Su función es la reintegración personal.

La inteligencia emocional

Es la capacidad que posee el individuo de conectar las emociones consigo mismo, de interactuar con el medio que le rodea de forma positiva y objetiva, para poder verse y conocerse a sí mismo y a los demás, y para saber lo que siente. Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional la configuran una serie de habilidades con las que el individuo puede expresar y controlar sus sentimientos tanto en lo personal como en el ámbito social, gracias a su motivación, perseverancia, empatía y agilidad mental.



Desde que nacemos nos educan enseñándonos dentro de unos patrones de conducta que nos obligan a aprender comportamientos esperados o "lógicos" según el sexo, el lugar o la cultura. Son patrones que nos limitan, nos oprimen y nos reprimen la capacidad de expresarnos libremente de acuerdo con nuestro Ser interior, alejándonos de él y en consecuencia de nuestra esencia individual. Son patrones aprendidos que nos limitamos a repetir, desconectándonos así de lo que sentimos y somos.

Conectarnos con nosotros mismos, escuchándonos para saber lo que sentimos, nos enseña y nos permite aprender cada día, y avanzar en ese camino que nos conecta con todo y todos los que nos rodean, de manera que podemos interactuar dando y recibiendo de la manera más óptima, para poder ser más felices.

Individuos emocionalmente inteligentes

Las características que definen a los individuos con una inteligencia emocional alta son las que les posibilitan una interacción positiva y una adaptación adecuada que les ayuda a sentirse bien con ellos mismos y con su entorno, y ser felices.

  • Alta autoestima.
  • Actitud positiva.
  • Generosos consigo mismos y con los demás porque saben dar y recibir.
  • Empáticos, porque saben ponerse en el lugar del otro.
  • Reconocen sus propios sentimientos.
  • Capaces de expresar sentimientos positivos y negativos.
  • Capaces de controlar sentimientos positivos y negativos.
  • Motivados, ilusionados e interesados.
  • Poseen valores alternativos.
  • Superan dificultades y frustraciones.
  • Equilibran exigencia y tolerancia.

Entre los deseos y las emociones se encuentran los sentimientos

Los sentimientos están causados por emociones, y son ellos los que provocan los deseos. Existen numerosas corrientes y teorías filosóficas sobre los sentimientos para definir su origen, su función y su forma de afectar al individuo. Un sentimiento siempre es el resultado o la reacción de una emoción o estímulo; es decir, la percepción real de sensaciones, que nos hacen posicionarnos de acuerdo a nuestra moral, a nuestra ética y a los patrones que nos han enseñado. Son una especie de recorrido entre la emoción y el deseo final.

Las definiciones de "deseo" según distintas teorías filosóficas nos dan una idea de este amplio concepto, según diferentes interpretaciones y una visión compleja y extensa. El deseo se podría entender como un pulso vital de uno mismo, como la expresión del individuo manifestándose ante sus sentimientos para acabar saciando un gusto. El deseo es un impulso en sí mismo, una reacción en busca de placer, que desborda al individuo, que le hace manifestarse casi de manera espontánea, proyectándose y lanzándose a aquello que le saciará. El deseo es improvisación y desorden de forma inmediata.

El individuo puede llegar a ser esclavo de sus deseos, pero no puede vivir sin ellos, y en la medida en que sea capaz de saciarlos podrá sentirse satisfecho y feliz. El deseo se convierte en otra forma de respirar para poder sentirse vivo. Como afirma Eduard Punset en su libro "El alma está en el cerebro", "el deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización y la libertad".

eligenciaemocional.suite101.net

Algunas emociones son perjudiciales y pueden provocar enfermedades

11-dic-2009 Milagros Durán

Las emociones negativas, como la tristeza, la ansiedad y la ira, pueden afectar nuestra paz interior cuando se vuelven recurrentes.

Cada día podemos estar sometidos a muchas presiones en el trabajo, en la familia o simplemente en la calle. Si vamos conduciendo nuestro vehículo puede ser que la actuación imprudente de otro conductor nos haga estallar de ira. O tal vez, ante una pérdida financiera o afectiva estemos experimentando sentimientos de tristeza frecuentes. Algunos estudiantes pueden sentir mucha ansiedad antes de un examen. Otros pueden sentir mucha presión al asistir a una entrevista de trabajo.

Las emociones son reacciones naturales en los seres humanos. Pero hay que tener cuidado con ciertas emociones porque pueden ser nocivas para nuestra salud. Las que podemos calificar como negativas, como la tristeza, la ansiedad o la ira, cuando se vuelven recurrentes pueden afectar nuestra paz interior e incluso nuestra salud física o mental.

La vida de toda persona es una suma de muchos factores, retos, logros, aciertos y fracasos. Cuando sobreviene un fracaso, tal vez un divorcio o la pérdida de un ser querido, algunas personas pueden sentir una tristeza desmedida, o tener pensamientos negativos frecuentes. Cuando esto sucede, hay que actuar para poner cada situación en su justo lugar.

¿Qué es la salud emocional?

Se considera que una persona disfruta de salud emocional cuando controla sus pensamientos y emociones. Son personas que tienen alta autoestima y saben cómo llevarse bien con los demás. No están exentas de problemas pero son capaces de verlos en perspectiva. La buena noticia es que quienes no la tienen también pueden lograrla; eso sí, trabajando en ello.

Para Eva Salas, psiquiatra y psicoterapeuta del Hospital de Clínicas Caracas, “somos lo que pensamos. Si tenemos pensamientos negativos, vamos a tener emociones negativas”. Apunta que “hay personas que tienen la creencia de que las emociones no deben manifestarse y por lo general, en vez de exteriorizarlas, se las tragan. Incluso dicen con cierto orgullo: es que yo nunca lloro. Pero si sientes ganas de llorar, debes llorar, porque eso causa alivio. Igual pasa con la ira, que hay gente que la acumula, no la exterioriza, entonces es cuando se producen las explosiones".



Es sano expresar la rabia en el momento que se siente, de una manera firme, adecuada, sin agresión, simplemente comunicando a los demás aquello que nos desagrada.

Enfermedades asociadas a las emociones

Entre las dolencias más frecuentes asociadas con las emociones están: la gastritis, úlceras, fibromialgia, mareos, dermatitis, dolores de cabeza y todo tipo de disturbios gastrointestinales.

El profesor de yoga y escritor español Ramiro Calle, en su libro Guía Práctica de Salud Emocional, señala que "la mayoría de los seres humanos tenemos un lado difícil o neurótico, tenemos que trabajar pacientemente sobre nosotros mismos para irlo conociendo”.

Mas aun, destaca: “Sin duda, hay una estrechísima relación entre las emociones y el sistema inmunológico y, como dijeron los yoguis hace milenios, hay emociones que son balsámicas e incluso favorecen la longevidad, así como las hay tóxicas que perjudican gravemente la salud, consiguiendo frustrar el bienestar físico y mental. Por ejemplo, las reacciones de ira, descontento, ansiedad y estrés perjudican gravemente el sistema endocrino y desorganizan el reloj biopsíquico".

Buscar el equilibrio interior

Considera Calle que, para que exista una buena salud física, también tiene que haber un equilibrio mental y emocional. Subraya que "en la senda hacia la salud emocional hay que aprender a no reaccionar desmesurada o neuróticamente”.

Controlar los pensamientos, de acuerdo con el autor, también es necesario, porque los pensamientos negativos se vuelven ladrones de la felicidad.

En la senda hacia la madurez emocional es necesario abolir las tres raíces de lo pernicioso: ofuscación, avidez y aversión; y cultivar las raíces de lo beneficioso: lucidez, generosidad y amor.

Receta para manejar la ansiedad

Ramiro Calle propone tres elixires poderosos para mejorar nuestra vida: brindar amor, tener compasión y experimentar la alegría compartida; es decir, disfrutar de las alegrías de los demás.

Eva Salas recomienda algunas pautas para manejar las emociones de manera adecuada:

  • Acudir a un terapeuta, psiquiatra o psicólogo para buscar orientación si sentimos que estamos inmersos en un caos emocional.
  • Expresar los sentimientos y emociones, sin "tragárselos".
  • Si hay algún evento que nos está afectando, reflexionar acerca de qué pasó y por qué nos afectó.
  • Evitar, en lo posible, exponerse a determinadas situaciones que produzcan malestar.
  • Hacer ejercicio. Caminar siempre es bueno para combatir la tristeza.
  • Si se trata de una persona muy ansiosa, debe intentar revisar dentro de ella si lo que siente está en consonancia con los hechos o es una reacción desmedida.
  • Seguir una alimentación sana, basada en muchos vegetales, frutas y alimentos ricos en fibras (integrales).
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