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sábado, 24 de julio de 2010

La reflexología ayuda a aliviar el estres


Con la premisa de que las extremidades inferiores están conectadas con la corteza cerebral, el tratamiento puede utilizarse tanto para el abordaje de síntomas puntuales como para la elaboración de emociones profundamente arraigadas
La reflexología es una técnica o terapia complementaria y natural cuyos orígenes aparentemente pueden remontarse cuatro mil años atrás, hasta las civilizaciones egipcia y china, en las cuales se utilizaba como una especialidad más de la incipiente práctica médica.

El objetivo de esta práctica es estimular las zonas reflejas de los pies que a su vez están en comunicación con las partes del organismo a las cuales representan. Este lazo se da a través de más de siete mil terminaciones nerviosas ubicadas tanto en la planta del pie como en la parte del empeine.

La planta de los pies según la reflexología
Valiéndose de mapas, el terapeuta será el encargado de delinear desde la primera sesión mientras la cual dialogará con la persona que recurra a la consulta, cuáles son las instancias de la terapia que habrá que atravesar. Para trabajar los diferentes puntos y siempre considerando a la persona íntegramente, esto es como la unión del cuerpo y el espíritu, el terapeuta utilizará sólo sus manos.


“Las sesiones duran una hora. Los primeros 20 minutos se destinan a que la persona que recurre a la reflexología nos cuente qué le pasa, qué siente y cuáles son las razones que la impulsaron a consultar. Luego hay 40 minutos de masajes, 20 para cada pie. La idea es poder determinar el grado de registro que cada persona tiene de sus propias contingencias, pues entretanto muchos llegan con un síntoma o tema puntual como por ejemplo dolores de cabeza o de estómago; otros llegan con situaciones más complejas de estrés, ansiedad o angustia que habrá que ir desentramando”, indicó en diálogo con Pro-Salud News la reflexóloga, María Elena Schiariti.

“En los pies aparecen reflejados todos los órganos, con lo cual yo una de las primeras cosas que hago es ‘leer’ los pies para poder tener una noción integral y holística -esto es en la cual se combinen el cuerpo, la mente y lo espiritual- de lo que está ocurriendo con cada persona. Esto es importante puesto que en muchos casos los síntomas físicos obedecen a diversas emociones que están contenidas”, aclaró Schiariti.

El tratamiento, esto es la frecuencia, intensidad y duración del mismo será determinado en base a cada caso y teniendo en cuenta las diferentes patologías; aunque los especialistas sugieren que lo ideal sería contar con la reflexología como una terapia alternativa y complementaria a otras psicológicas o psiquiátricas.

“La reflexología es una compañía, una técnica que escolta a la persona en las diferentes fases de su vida y en las cosas que le van sucediendo. Con ella se puede trabajar el estrés, la constipación, la ansiedad, la angustia y el dolor de cabeza por citar algunos ejemplos; pero a su vez al tratar todos los puntos del pie, se empieza a caminar más y mejor, cambia el humor y es posible enfrentar situaciones problemáticas como una mudanza, una separación o un conflicto de trabajo con mejor energía”, añadió María Elena Schiariti, quién al ser consultada por Pro-Salud News sobre el rol de la terapeuta concluyó: “Lo que hace la persona encargada de llevar adelante está técnica es cuestionar, indagar, ver que está sucediendo con la persona que llega a la consulta para luego ir modelando como si fuera una arcilla, las articulaciones del pie para que estén como deberían estar. La reflexología, no obstante, no implica aconsejar ni dar opiniones”.

infobae.com

El perdón es sanador


De una u otra forma perdonar y ser perdonado forma parte de nuestras vidas.

Perdonamos a quien nos ha hecho algún daño y nos produjo sufrimiento, y nos sentimos aliviados, en el momento que nos perdona alguien por haberle infligido algún perjuicio.

La ira, el resentimiento, la aflicción, la amargura, el rencor y el desengaño generan estrés e impactan la salud del ser humano. El sentimiento de culpa además.

Cuando las personas recuerdan un episodio de desdicha o agravio aumenta la presión arterial, el pulso y el tono muscular. Entretanto que al perdonar o sentirse perdonado, además de recuperarse los estándares normales de salud, las personas se sienten calmadas y tranquilas.

Distintos autores han encontrado que después del perdón, personas que habían padecido de dolores de espalda, nauseas, insomnio, pérdida de apetito, dolores de cabeza, entre otros síntomas, dejaron de percibirlos.

Perdonar es sanarse, una cura tanto psicológica como físicamente, es desarrollar las paces con uno mismo.

Desde un punto de vista religioso, ser perdonado es vital para vivir en “estado de gracia”. En el Budismo, el perdón representa verter a un lado los pensamientos negativos que dañan nuestro cuerpo. Vivir con odio y sentimientos de venganza nos hace hacer una personalidad distinta a lo que somos, basada en el dolor, la angustia y el desconsuelo. Como alternativa, el Budismo nos invita a vivir con amor, amabilidad, tolerancia, compasión y ponderación.

Los seres humanos no somos perfectos y tenemos dos opciones: O vivimos asentados en los defectos, el rencor y los errores, o crecemos fundamentados en los aciertos, el amor y el perdón. Nuestros padres poseen virtudes y fallos. Si no perdonamos sus errores, no veremos sus bondades y estaremos frustrados. Igual será con nuestros hermanos, parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo.

De igual manera, debemos perdonarnos a nosotros mismos. Muchas veces no reconocemos nuestras propias faltas puesto que no sabemos perdonarnos. Pero en el fondo, la culpa pasa a formar parte de nuestras vidas, afectando nuestro comportamiento. Nos endurece y podemos lastimar a los demás. En ocasiones, puede sumirnos en tristeza y depresión. Perdonarnos a nosotros mismos es admitirnos como somos. Con los bueno y lo no tan bueno.

Para perdonar y perdonarnos debemos desarrollar un inventario del daño que nos produjeron. Asimismo, revisar lo que hicimos que haya perjudicado a otros.

Acéptese y perdónese, y luego perdone a quien le provocó dolor. Piense que al igual que Usted, además merece una oportunidad. Si lo requiere, busque ayuda profesional.

Fuente: psicologiaparatodos.com

jueves, 22 de julio de 2010

Cambiar el cerebro para cambiar el mundo

Redes (25/04/2010): Cambiar el cerebro para cambiar el mundo




Estamos programados, más que cualquier otro animal, para cambiar, para aprender y para dejar que nuestro entorno moldee el sustrato de nuestros pensamientos: el cerebro. Si queremos mejorar nuestro comportamiento con los demás y con nuestro entorno natural habrá que trabajar en ello desde los primeros años, como hacemos para aprender a hablar o a tocar un instrumento. En Redes, escuchamos las propuestas de Richard Davidson, neuropsicólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison, para mejorar la educación. Con el psicólogo Daniel Goleman, también descubriremos cómo consumir en el futuro para ser unos mejores huéspedes de este planeta.

Aprender a autovalorarse

Para llevar una vida sana y feliz, necesitamos en primer lugar querernos a nosotros mismos. Es imposible disfrutar de las cosas si no existe una autovaloración positiva. ¿Te apetece conocer pautas para aprender a quererte más?. A continuación te proponemos algunas formas.

Una visión realista del mundo

La primera propuesta consiste en desarrollar una visión realista del mundo y de tu lugar en él. Para tener un pensamiento realista positivo puedes apoyarte en:

- Darte cuenta de tu propio valor: Recuerda que eres único y especial. Nadie puede pensar y actuar como tú. Haz un recorrido de tu papel y desempeño en tu familia, trabajo, relación con amigos, en tu vivienda, lo que aportas a cada uno de estos factores. Recuerda que sin ti nada sería del mismo modo.

-Acepta que no eres responsable de las emociones de los demás: Las reacciones que los otros tienen hacia sí y su entorno es el resultado de sus creencias e interpretaciones. Tú sólo eres responsable de tus actos y sentimientos.

-Busca hechos más que opiniones: No importa quién tiene razón sino lo real. Intenta obtener suficiente información acerca de ti, de los problemas, de otras personas y de las situaciones que te rodean. Tómate tiempo para pensar en ello desde tu punto de vista. No aceptes sin más los pensamientos y creencias de los otros.

-Acepta tus debilidades y errores: Diferencia entre tu "yo" y "tus errores". Hay una diferencia entre tu comportamiento y tu persona. Aprende a reírte de tus errores y tonterias. El humor es una forma de naturalizar y desdramatizar la vida.

Aprender a no compararte con los demás

La segunda manera de autovalorarte es aprender a no compararte con los demás. A menudo nos sentimos desdichados y de segundo orden porque nos comparamos con otros. Solemos acrecentar las virtudes de las otras personas y por tanto, menospreciar las nuestras.

Una frase sana sería "no soy inferior, no soy superior, simplemente soy yo". Tu eres único, y debido a tu singularidad es imposible que hagas algo exactamente igual que otro, por tanto, no te tortures. Sólo puedes hacer las cosas en tu estilo propio y poniendo lo mejor de tu capacidad. No obstante, si otro no aprecia suficientemente tu valor, es su problema.

Procura pensar un mayor número de cosas positivas

La repetición continuada de una idea, tiende a formar parte de tu sistema de creencias. Ésta es la forma más común en que se adquieren las creencias negativas. Al pensar en alguna crítica que te hayan hecho, has podido llegar a exagerarla hasta proporciones exageradas, y repitiéndola una y otra vez, la has podido convertir en una parte de tu realidad. Esto acaba por disminuir tu autoestima y hace que termines perdiendo oportunidades valiosas de crecer y disfrutar.

Dos trucos son: recuerda tus puntos fuertes con regularidad, e intenta mirarte al espejo para decirte cosas positivas a menudo (puedes hacerlo mientras realizas alguna actividad cotidiana como maquillarte o peinarte).

Tratar muy bien a las personas que te rodean

Es la cuarta forma de autoestima. Para ello, puedes hacerles cumplidos. Regalar piropos a los demás, es otra forma de elevar tu autoestima, ¿cómo funciona?. Cuando les dices cosas positivas, los otros se sienten mejor consigo mismos y, por tanto, te tratarán agradablemente.

Tener buenas relaciones interpersonales te servirá para que te den apoyo incondicional y además te ahorrará problemas.

Limita el número de compromisos que contraes

Si eres de las personas que tienen una elevada necesidad de aprobación, probablemente digas sí a todas las peticiones que te hacen. Así, o bien no puedes cumplir todas, o bien sacrificas tus propias necesidades. Esto puede hacerte sentir incapaz y puede disminuir tu autovaloración. Si sueles comprometerte en exceso, limita el número de compromisos que asumes. Comprométete sólo si estás seguro/a de que: estás en condiciones de cumplir, estás dispuesto/a a hacer el esfuerzo para cumplir y si realmente quieres cumplir.

La última propuesta es usar tu imaginación de modo positivo

La repetición frecuente de experiencias positivas hará que te sientas de este modo. Está comprobado que una diferencia entre las personas con baja autoestima y las que la tienen alta, es el tipo de recuerdos que usan. Las de baja autoestima se detienen en experiencia negativa y fracasos, mientras que las de alta autoestima dedican tiempo a recordar y disfrutar de recuerdos positivos. Párate a pensar en todas aquellas situaciones vividas tan agradables.

Agosto 2003

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Reir tiene efectos terapeúticos

Cada vez que alguien se ríe mueve 420 músculos. La risa mejora el estado de ánimo y el sistema inmune de quien se ríe, disminuyendo su estrés y tensión arterial
Diario Médico

La carcajada tiene efectos terapéuticos, aunque para que sea verdaderamente útil ha de cambiarse el modo de pensar mediante el entrenamiento de la memoria, la percepción y la dirección de los pensamientos.

Hubo un neurólogo francés llamado Guillaume Duchenne que aplicando una corriente eléctrica en la cabeza de los pacientes les hacía sonreír. Esta risa automática no provoca beneficios, pero la risa clara y relajada, sí, lo que mejora el estado de ánimo y el sistema inmune de quien se ríe, disminuye su estrés y baja la tensión arterial.

La risa tiene que venir de dentro a fuera, afirma José Elías, psicólogo y autor de Guía práctica de risoterapia. Una sonrisa sólo mueve dos labios, pero la verdadera risa mueve 420 músculos y cambia radicalmente la actitud de las personas; les hace ver las cosas desde otra óptica más positiva.

La risoterapia no pretende que el paciente se ría sin más. Se busca ofrecer estrategias y habilidades para cambiar la forma de ver la realidad y reírnos. Existe una psicología del positivismo que usa herramientas cognitivas para mejorar el estado de ánimo de personas con afecciones psíquicas o de cualquier otro paciente. La risoterapia sólo es la parte física que tiene que basarse en un trabajo psicológico de base.

Un estado de ánimo positivo se basa en tres factores: la memoria, la percepción y la dirección de los pensamientos. La felicidad se ha comparado con una colina rodeada por dos ríos: el del recuerdo y el del olvido; conseguirla es saber introducir lo que se quiere recordar, en uno, y lo que se quiere olvidar, en otro.

Para variar el estado de ánimo es necesario también entrenar los pensamientos: Cualquier persona acumula un discurso de pensamientos negativos constantes. Se ha demostrado que un 95 por ciento de esas ocurrencias son falsas y que sólo un 5 por ciento son razonables. Cualquier persona está acumulando mucha basura en su cerebro; hay que conseguir salir de esa dinámica.

El tercer pilar para mejorar el estado de ánimo se basa en el entrenamiento de los pensamientos. En opinión de Elías, se tiene poco control sobre lo que se piensa. Para conseguir mejorar este hecho se necesita entrenamiento: Los pensamientos negativos se deben situar en un contexto adecuado. Existen técnicas que lo consiguen; una de las más usadas es poner en boca de un personaje de cómic el monólogo interno. De esta forma se toman las cosas de otro modo.

La risa también varía la respiración: El depresivo inspira mucho y exhala poco; la risa provoca el efecto contrario, lo que causa que enfermedades como el asma se atenúen. Además, aumenta la refrigeración de la zona frontal del cráneo y mejora la secreción de jugos gástricos debido al movimiento de intestinos que causa la carcajada.

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Claves para cuidar la salud según la edad

Las enfermedades pueden prevenirse o retrasarse. Por eso, las asociaciones médicas de cada especialidad están enfatizando en prestarle más atención al estilo de vida y a los chequeos desde la infancia, e ir adaptándolos a cada edad. Son nuevas claves.
Estamos cambiando la mirada hacia la salud de los niños , especialmente al desarrollo temprano de la obesidad, como una manera de prevenir enfermedades a futuro”, contó Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA). También se piensa en el consumo de lácteos como medida de prevención de osteoporosis en la adultez”, agregó. Es decir, todo lo que se haga por el organismo desde el nacimiento repercutirá en las décadas siguientes . En los menores de dos años, cumplir con el calendario oficial de vacunas del Ministerio de Salud de la Nación es vital. Este año, se agregó la vacuna antigripal. Entre los 9 meses y el año, deberían hacerse análisis de sangre para ver niveles de hematocritos y hemoglobina, según la Sociedad Argentina de Pediatría. En tanto, después de los 2 años, pueden hacerse el control dental cada seis meses. La presión arterial, recomiendan, debe tomarse anualmente a partir de los 3 años, y la visión y el oído puede evaluarse cada dos años.
En la adolescencia, los especialistas están aconsejando la consulta sobre la salud sexual, y no descuidar la presión arterial ni el estado de los dientes. Además, se agrega el tema de la salud mental de los adolescentes, porque en el 90% de los suicidios existe una depresión anterior que no fue detectada.
Más adelante, enfatizan –en el caso de las mujeres– en hacerse el Pap para detectar lesiones tempranas en el cuello del útero o tomar ácido fólico para evitar malformaciones en los bebés.
A partir de los 50, recomiendan consultar por los chequeos para el colon para ambos sexos, y por la próstata.
Hay también mucho por hacer para prevenir enfermedades no transmisibles. Adolfo Rubinstein, director general del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria y jefe de medicina familiar del Hospital Italiano, afirmó que 3 de cada 4 muertes o discapacidades en la Argentina son por enfermedades crónicas : diabetes, EPOC, cardiovasculares (infartos, ataques cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca) y algunos tipos de cáncer.
A su vez, “el 65 por ciento de esas enfermedades están causadas por tres factores de riesgo principales: el consumo de tabaco o la exposición al humo, el consumo de grasas no saludables, y además el sedentarismo”, añadió Rubistein, basándose en un trabajo epidemiológico que realizó y publicó en la revista Panamericana de Salud Pública.
Es mucho lo que falta hacer desde lo comunitario, opinó. “Todavía, la Argentina no ratificó el convenio marco para el control de tabaco, impulsado por la OMS. Los espacios físicos no son funcionales para que la gente haga actividad física, y debería debatirse cómo se penaliza la venta de alimentos ricos en grasas trans . Otra traba es que hay una gran fragmentación del sistema de salud que obstaculiza que el Ministerio de Salud de la Nación pueda hacer política pública enfocada a la prevención secundaria, que consiste en detectar enfermedades cuando todavía no dan síntomas.
“ El mejor momento para adoptar los hábitos saludables, como el consumo de verduras, es durante los primeros años de vida : los chicos pueden aprender a comer bien o se puede trabajar con los docentes y los padres para que no empiecen a fumar en la adolescencia”, comentó Rubinstein.
Se está dando un cambio de paradigma en la atención de la salud. Antes todo recaía en el poder de la palabra y el control médico.
Ahora se reconoce que es la propia persona quien tiene el derecho a manejar su salud y no esperar a que la enfermedad se desarrolle . “Los médicos pueden hacer aritmética para resolver enfermedades, pero los cálculos pueden no cumplirse –resaltó el cardiólogo Daniel Flichtentrei, que analiza la relación médico-paciente–. Muchas veces, los pacientes ignoran que saben. Hoy se necesita que los médicos sean guías dispuestos a acompañarlos y señalarles el rumbo”.

Una prioridad en el país: combatir la obesidad infantil
El Ministerio de Salud bonaerense puso en marcha una campaña para prevenir y reducir la obesidad infantil, que afecta al 14% de los niños y adolescentes, según reveló una encuesta entre 27.000 chicos en edad escolar. Entre varias medidas, el Programa Salud Activa elaboró una serie de recomendaciones para comer sano, y una guía para padres y docentes:
En primer lugar, los chicos tienen que tomar el desayuno, ya que la primera comida del día aumenta la concentración, la memoria, y la capacidad física y mental para aprender y jugar.
Por otra parte, siempre es preferible el pan a cualquier galletita; y mejor si es de salvado, porque aporta más fibras.
En cuanto a los lácteos, son necesarios al menos 3 vasos o tazas de leche y/o yogur por día –preferiblemente descremados–, para fortalecer huesos y el corazón.
Una dieta rica en vitaminas y minerales tiene varios colores; esto implica comer al menos dos platos de verduras y tres frutas por día. La incorporación de proteínas llega con los huevos y con una porción diaria de carnes rojas (sacándoles la grasa) o blancas (pollo sin piel); las salchichas, los fiambres y las hamburguesas compradas deben quedar para ocasiones excepcionales. Y al menos una vez por semana hay que comer pescado.
Entre cuatro y siete veces por semana es conveniente consumir cereales o legumbres, como por ejemplo un plato chico de pastas, polenta, fideos, arroz, lentejas, garbanzos, porotos o soja.
Los chicos tienen que acostumbrarse, además, a ponerles poca sal a las comidas para cuidar el corazón. Y también deben habituarse a no repetir el plato principal; si se quedan con hambre, es más saludable que coman frutas, yogur, flan o postres con leche.
Beber abundante agua es beneficioso para el funcionamiento del cuerpo, al menos entre seis y ocho vasos por día.
En cuanto a las golosinas durante los recreos, se recomienda elegir alimentos que proporcionen nutrientes y energía, como por ejemplo barras de cereales, yogur, frutas, ensalada de frutas y turrones de maní.
lanacion.com

miércoles, 21 de julio de 2010

Dias grises o coloridos

Esta mañada desperté emocionada con todas las cosas que tengo que hacer antes de que el reloj marque la medianoche. Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. Mi trabajo es escoger que clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso o puedo darle gracias a Dios porque las plantes estan siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo estar contento de que mis finanzas me empujen a planear mis compras con más inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo o puedo sentirme agradecida de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargadamente porque tengo que hacer los labores del hogar o puedo sentirme honrada porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mí esperando que yo le de forma, y aquí estoy, la escultora que tiene que darle forma. Lo que suceda hoy depende de mi, yo debo escoger que tipo de día voy a tener.

Anónimo

Para meditar

No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tu has hecho tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificar ati mismo y al valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quien en tu mismo lugar supo vencer; las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón. Aprende a convertir toda situación dificil en un arma para luchar.
No te quejes de tu probreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que una u otra manera son el resultado de tus actos. No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan temible para claudicar.
Deja de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso, si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú, unicamente tú, nadie pudo haberlo sido por ti.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado como la causa de tu futuro es el presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en los que amas y tus problemas sin aliento morirán.
Aprende a nacer desde el dolor, y a hacer más grande, mírate al espejo de ti mismo, comienza a ser sincero contigo mismo reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.
Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti mismo más libre y fuerte dejarás de ser un títere de las ciercunstancias de tu propio destino.
Tú eres parte de la vida, ahora despierta, lucha, decídete y triunfa. Nunca pienses en la suerte porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

Pablo Neruda

Se puede vencer la timidez

La timidez es un rasgo de carácter que se puede cambiar.
Una persona tímida está expresando temor al trato social, a enfrentarse a situaciones nuevas, a relacionarse afectivamente, a hablar, a dar una opinión, a tener una iniciativa, a participar en un grupo, a pasar vergüenza por sentirse siempre inapropiado o mal vestido o por el miedo a hacer el ridículo y al rechazo.
Los tímidos han adquirido el hábito de pasar desapercibidos y por esta razón pueden perderse muchas oportunidades en sus vidas.
El tímido es inseguro, tiene baja la autoestima, poca tolerancia a la frustración y ninguna resistencia a la crítica.
Para participar en alguna actividad, los últimos en tener en cuenta son los tímidos, porque se esconden, se van antes, se sienten mal, inseguros, y deseosos de estar solos.
La timidez no es solo un problema psicológico sino que también puede producir manifestaciones orgánicas, como sudoración en las manos, palpitaciones o colon irritable.
El tímido tiene miedo al entorno social, a las exigencias, a la mirada de los demás, a las opiniones ajenas y a lo que pueden pensar los otros o decir de él.
Se esfuerza por mantener un bajo perfil, trata de no ser notado ni distinguido en ningún aspecto para no tener que enfrentar situaciones que lo asustan, tanto las alabanzas como las críticas.
Tiene una alta autocrítica y sentimiento de inadecuación y puede llegar a ser un solitario que solo se lleva bien con su computadora.
El tímido siente que fracasa cuando intenta agradar a los demás, su inseguridad le provoca torpeza y rigidez y siempre trata de hacer lo que hacen los demás sin atreverse a ser él mismo.
Se puede sentir bien con personas conocidas pero quedarse mudo en un rincón cuando aparece gente nueva.
La timidez tiene un componente temperamental, que a veces se hereda. Son personalidades introvertidas que pueden complacerse viviendo encerrados en su mundo interno y ser cautos y desconfiados para relacionarse.
Por lo general, su timidez les produce sufrimiento, ya que pueden perder a la mujer que aman, ascensos en su trabajo, la posibilidad de vivir experiencias nuevas o de cambiar de vida, porque la rutina les da una falsa sensación de seguridad.
La timidez exige vivir aislado, evitando el contacto con los otros y rechazar la competencia porque hace que la persona renuncie antes del intento.
Existen grupos terapéuticos que resultan eficaces para los tímidos, una buena oportunidad para aprender a relacionarse y perder el temor al otro.
Estudiar teatro es también una forma de comenzar a salir de ellos mismos al ensayar distintos roles, poniéndose en el lugar del otro y dándose cuenta que se puede ser diferente.
Casi todas las tareas o deportes en equipo son recomendables, ya que obligan a vincularse, colaborando y dependiendo de los demás; y al participar con las propias habilidades se puede aprender a confiar en si mismo y a elevar la autoestima.
Un trabajo que exija atención al público es una de las mejores técnicas para aprender a dominar la timidez, porque el trato cotidiano con muchas personas diferentes quita la fobia social.
Los tímidos necesitan aprender a apreciar sus propias cualidades, aceptarse como son y darse cuenta que no tienen que ser como los demás para ser aceptados, sino tal cual son, únicos y distintos.

psicologia.laguia2000.com

Psicologia y transtornos organicos

Los órganos sufren por cuestiones emocionales trastornos funcionales que con el tiempo se convierten en lesiones orgánicas.
Lo que nos pasa no es la causa de las dolencias, sino cómo vivimos lo que nos pasa.
La causa probable de los problemas abdominales o de los espasmos es el miedo a no poder asimilar las experiencias; la de la acidez es el miedo paralizante y la de las úlceras: el miedo y ansiedad por agradar por sentirse inservible.
El aborto espontáneo también se debe al miedo, miedo al futuro. Una preocupación por algo que ocurrirá más adelante. Nos programamos anticipadamente y en forma inadecuada.
Los abscesos son el resultado de la fijación mental sobre heridas, agravios, resentimientos y deseos de venganza y de la cólera relacionada a lo que no se quiere soltar u olvidar.
Los accidentes son provocados y lesionan distintos órganos en forma inconsciente. Las personas se predisponen a tener accidentes, por una incapacidad de defenderse, por rebelión, por una necesidad autodestructiva y porque creen en el valor de la violencia. Rotura de huesos, significa rigidez, miedo a avanzar, terquedad; quemaduras: cólera, arder de furia; torceduras: resistencia a cambiar de dirección y las caídas significan temor o resistencia a transitar un camino.
El acné refleja la desaprobación y no aceptación de si mismo; es el sentimiento de inadecuación.
Las alergias se deben a la negación del propio poder en un mundo que se vive como inseguro y hostil y a la incapacidad de enfrentar los cambios.
El Alzheimer tiene también una probable causa psicológica; la imposibilidad de adaptación, el deseo de abandonar esta vida, evadirse, desentenderse y la incapacidad de enfrentar las cosas como son.
La amigdalitis se debe al miedo a la sofocación por la creatividad impedida y por las emociones reprimidas.
La angina a la incapacidad de hacerse valer y de pedir lo que se necesita. En general los problemas de garganta indican dificultades para integrar la mente con el cuerpo.
La anemia se produce por falta de alegría, la disconformidad, el miedo a la vida, sentimiento de no ser lo bastante bueno, de no servir para nada.
La picazón o prurito se relaciona con la culpa por el pasado y el remordimiento.
El dolor migratorio, un día una cosa otro otra, es debido al deseo de castigo y a la culpa.
La arteriosclerosis se debe a las resistencias y las tensiones, a la rigidez y estrechez mental y a la negativa de ver lo bueno.
Las articulaciones doloridas señalan problemas con los cambios en la orientación de la vida y la facilidad o dificultad con que se llevan a cabo.
La artritis refleja la sensación de no ser amado, la crítica y el resentimiento.
La Presbicia es el miedo al presente.
Los problemas de ovarios se relacionan con las dificultades con la creatividad.
Los problemas del páncreas se relacionan con la amargura del que se empeña en ver sólo lo malo de la vida.
La parálisis representa terror, resistencia, huída de una situación o de una persona.
Quistes o bultos en los pechos demuestran exageración de la actitud maternal, sobreprotección, actitudes despóticas, retiro del alimento. Pasarse de los límites.
Los problemas en la piel representan temor a perder la individualidad, a ser sometido, expresa sensibilidad extrema y la dificultad para integrar el adentro con el afuera.

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Una mala relaciòn de hermanos con hermanas acrecienta la depresiòn

Un reciente estudio realizado en la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Harvard, demostró que los hombres que mantuvieron una mala relación con sus hermanos durante la niñez tienen un mayor riesgo de sufrir depresión en su vida adulta con respecto a aquellos cuya relación entre hermanos fue armónica.
Esto no significa de ningún modo que la mala relación con los hermanos cause depresión pero si quiere decir que existe una estrecha relación entre ese tipo de vínculos y la depresión. Además parecería ser más significativo este factor que la calidad de la crianza por parte de los padres que aparenta tener un menor efecto sobre el riesgo de padecer este trastorno.
Los resultados de este estudio fueron publicados en la edición de junio de la revista “The American Journal of Psichiatry y se basan en investigaciones seguidas durante más de treinta años, debiendo los mismos sujetos completar un cuestionario cada dos años y también sus padres. Además, los voluntarios fueron entrevistados nuevamente a los 25, 30 y 50 años.
Los cuestionarios bianuales continúan hasta el presente.
Este tipo de seguimiento longitudinal es uno de los recursos más difícil de controlar en las investigaciones, debido principalmente a las deserciones que por múltiples motivos personales se producen por el paso del tiempo.
Ninguno de los 21 hombres que habían perdido a su padre en la niñez desarrolló depresión, pero entre aquellos que tuvieron una relación mala o destructiva con sus hermanos, un porcentaje significativo experimentó en la adultez episodios de mayor depresión.
Una de las críticas que se le hace a este estudio es que esta investigación fue realizada sólo con varones y puede que sólo en los hombres exista este tipo de relación entre la depresión y el vínculo con los hermanos.
Estas relaciones no han sido estudiadas convenientemente, habiendo sido más frecuentes las investigaciones relacionadas con los vínculos con los padres.
También es importante considerar que la mayoría de las veces las rivalidades entre hermanos sobrevienen precisamente por diferencias que hacen sus padres en su trato con ellos.
Generalmente los padres suelen proteger más a los hijos aparentemente más desvalidos o débiles y exigirles más a los hijos normales; pero también es evidente que cuando existen factores de personalidad más compatibles en alguno de los hijos los padres no pueden evitar demostrar su preferencia.
No se trata de ser buenos o malos padres sino en que es inevitable el hecho de que mantengan mejores vínculos con los hijos con los que tienen mayores afinidades y relaciones más difíciles con otros que piensan diferente.
Los hijos no son todos iguales y hay que aceptar que esa diferencia es precisamente la que va a determinar de alguna manera el trato con sus padres, pero esto no quiere decir que un trato distinto pueda significar falta de afecto.

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Los limites

Los límites no constituyen solamente exigencias saludables para los niños y los jóvenes, sino que también representan la medida de la moderación para los adultos.

La libertad es la máxima aspiración para un ser humano, no así el libertinaje, que significa hacer lo que quiero, cuando quiero y como quiero, ignorando la existencia del otro, que tiene el mismo derecho a gozar de su propia libertad.

Muchos jóvenes viven una libertad sin límites, a veces arriesgando sus propias vidas y las de los demás, para probarse a si mismos y autoafirmarse como personas únicas y diferentes, pero en forma peligrosa e inapropiada.

Ensayan hasta dónde pueden llegar y se empeñan en tropezar con la misma piedra, porque necesitan auto valorarse y saber que son capaces de superar a otros.

Los modelos que la sociedad ofrece a la juventud se basan en la competencia y no en el despliegue de las capacidades que tiene cada uno, de manera que muchos jóvenes se centran en forjar su destino sin tener en cuenta la importancia de su aporte individual.

Los animales también tienen límites en sus vidas de relación en grupo y los líderes naturales son los que se encargan de hacerlos respetar, pero ellos viven en un mundo cerrado, atados a los instintos.

El deseo humano de transgredir las reglas es necesario y natural, porque si no fuera así no habría cambios ni creatividad. Sin embargo, los cambios no son aceptados de inmediato por la sociedad, que necesita asegurarse de su eficacia para adoptarlos, por lo que es necesario tener la suficiente tenacidad y perseverancia para lograrlos.

Una vida sin límites, lejos de ser gratificante, produce mucha frustración y termina siendo autodestructiva.

La vida cotidiana nos exige el respeto de los límites en todos los ámbitos de nuestra actividad. No es bueno para nadie trabajar en exceso, descansar demasiado, comer de más, excederse en la práctica de deportes o exigirle al cuerpo más de lo que puede hacer.

El respeto a los límites es el arte de la moderación tan difícil de lograr y que no todos son capaces de practicar. Muchos comen y beben en exceso, se convierten en adictos al trabajo, al deporte o al sexo; dedican sus vidas a intentar saltar más alto, correr más ligero, levantar más peso, ser más atléticos, más flacos, más jóvenes, exigiéndose a si mismos en forma exagerada y realizando verdaderas proezas con sus cuerpos.

El hombre que aprende el arte de la moderación puede permitirse ser más feliz y tener más alta la autoestima, porque se puede aceptar como es, no necesita exigirse ser quien no es, ni sufrir privaciones, ni hacer más de lo que puede sin respetar su cuerpo; y puede darse cuenta, que sólo aceptando sus límites los puede trascender.

Un ciego tiene que aceptar su ceguera para poder aprender a hacer todo sin ver, si no la acepta, además de ciego se convierte en un discapacitado total.

Se aprende a respetar los límites en la niñez; pero cuando la crianza ha sido permisiva sin esa oportunidad, se favorece la formación de un carácter débil, orientado hacia la persecución del placer, con tendencia a transgredir reglas sociales y a no tener respeto por los demás.

Los límites nos permiten construir una estructura de personalidad firme, ser dueños de nosotros mismos y nuestros propios jueces, capaces de organizar nuestras vidas en función a un proyecto, y de tomar decisiones coherentes y responsables.

Respetar los límites nos hace más confiables, más seguros de nosotros mismos y más dignos de respeto.

Lo único que no debe tener límites es la imaginación y la libertad de pensamiento.

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lunes, 19 de julio de 2010

El control del estres

No es la vida moderna la que crea el estrés, somos nosotros mismos lo que lo provocamos al elegir reaccionar emocionalmente a las exigencias externas.

Las reacciones que tenemos frente a situaciones que no podemos controlar pueden ser autodestructivas.

Si analizamos fríamente lo que nos ocurre en cada caso en particular, todo tiene una solución alternativa. Pero cuando nos aferramos a que se cumpla lo que pensábamos y nos frustramos, nos sentimos molestos e incómodos, nos quejamos, nos violentamos y en consecuencia nos estresamos.

El estrés no lo produce lo que pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa.

Como ejemplo, mi experiencia de hoy pudo haber sido generadora de estrés, pero yo decidí a tiempo no involucrarme emocionalmente con ese contratiempo.

Como aún no había recibido la liquidación de mi tarjeta de crédito, fui al Banco a buscar una copia.

Saqué un número y me senté a esperar que el único empleado designado para esa tarea atendiera a todos los que estaban esperando.

Cuando llegó mi turno, el hombre, de aspecto depresivo y cara de piedra, después de intentar infructuosamente con la computadora entrar en mi cuenta, me dijo que el sistema estaba muy lento y que sólo me podía dar el saldo.

Aunque mi intención era conseguir la copia de la liquidación, decidí en ese mismo instante no decir nada, aceptar lo que me daba y tratar luego de obtenerla por mi cuenta a través de Internet, aunque esa opción también era dudosa porque no dispongo de tarjeta de débito de ese banco, requisito aparentemente imprescindible para sacar una clave de acceso.

En otro momento tal vez me hubiera enojado, por perderme toda la mañana para no conseguir lo que deseaba.

Las máquinas se han adueñado del mundo pero lejos de facilitar algunas operaciones las han complicado.

Los clientes pagan cada vez más caros los servicios y sin embargo están obligados a aprender a operar las máquinas y a atenderse solos.

Pero si queremos liberarnos del estrés, tenemos que cambiar estos pensamientos por otros más sanos, que no incluyan hacer justicia ni elevar una queja; porque el estrés se adueña de nosotros cuando nos empeñamos en interpretar cada una de las situaciones como injustas principalmente porque nos apartan de nuestras expectativas, en este caso, sin tener en cuenta las limitaciones que tienen los sistemas automatizados y los seres humanos que están a cargo.

El empleado en cuestión me invitó cortésmente a volver al día siguiente, confirmando mi incuestionable convicción de que todo trámite requiere como mínimo dos visitas para su eventual solución, sea quien sea el responsable.

No podemos pensar en términos de justo o injusto, porque entonces cada circunstancia de nuestra vida será vivida con estrés, y en lugar de razonar en silencio mientras estamos en una fila por segunda o tercera vez, lo mejor es cambiar el razonamiento por otro menos tóxico y teórico, pero más realista.

Nadie es culpable porque las cosas en este mundo son así, en todos lados, los empleados no nos odian, hacen su trabajo como pueden en el mejor de los casos y nosotros tenemos que mantener los buenos modales y la calma, porque los contratiempos pueden molestarnos pero nunca merecen desequilibrarnos.

No podemos otorgarle ese poder ni a las personas ni a las cosas; y si el problema es una agenda llena, tampoco importa, pasemos los compromisos para el día siguiente, o bien para el otro, o atrevámonos a cancelar los asuntos que sabemos que no podremos cumplir en forma definitiva; sin olvidar que los contratiempos pueden llevarnos a encontrar otros caminos y otras soluciones.

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La autoestima y la culpa


El médico psicoanalista Luis Chiozza, nos dice, que el psicoanálisis revela que todos sienten culpa, que la culpa nos puede amargar la vida y que el sentimiento de culpa es el que nos impulsa a intentar reparar nuestros errores.

Chiozza afirma que es importante distinguir entre responsabilidad y culpa. Responsabilidad es la capacidad de responder por las consecuencias de nuestras acciones y también por otros hechos que no se relacionan con nosotros. En tanto que la culpa es la que se atribuye a alguien como causante de un daño o delito, independientemente de la responsabilidad que asuma.

La culpa que sentimos es el resultado del propio juicio, entre lo que hemos hecho y lo que creemos que deberíamos haber hecho.

Los sentimientos propios de culpa llevan a la idea de castigo y la culpa ajena, a la venganza.

El psicoanálisis ha revelado que cargamos con la culpa para no sentirnos impotentes. Porque la omnipotencia consiste en creer que podemos evitar todos los hechos.

Las cosas son como son y no como queremos que sean, o nuestro ideal, que se rige por nuestros valores y nuestra moral que es el conjunto de normas éticas con las cuales nos identificamos.

Los ideales se obtienen de las experiencias sufridas de fracaso (esto no se debe hacer, lo otro tampoco).

Los valores son principios que orientan la conducta y sin ellos la vida no es posible, pero si los aplicamos rígidamente, sin la suficiente flexibilidad, nos pueden hacer la vida imposible.

El Superyo, es una instancia de la personalidad que representa la conciencia moral, es el heredero del complejo de Edipo, cuando ya se han producido la correspondientes identificaciones y los progenitores han sido incorporado.

El Superyo es el encargado de comparar nuestros actos con nuestros ideales y de esa comparación surge la autoestima.

La autoestima se relaciona con la culpa, y es inversamente proporcional a ella, porque cuanto más culpa se sienta menor será la autoestima.

El ideal ha incorporado las tradiciones y costumbres de la sociedad, las pautas de la clase social, las figuras de autoridad, la gente que se respeta y admira, y representa una influencia inconsciente que nos exige su cumplimiento y es con respecto a ese ideal que experimentamos culpa o autoestima.

Freud dice que es la culpa la que precede al delito, porque son impulsados por sentimientos de culpa que atormentan y que cuestan admitir.

La culpa original o la necesidad de castigo, según el Psicoanálisis provienen del instinto de vida y de muerte.

En la culpa inconsciente predominan las pulsiones de muerte, cuando triunfan la rivalidad, los celos y la envidia en las primeras experiencias con los progenitores.

La conciencia moral nace del sentimiento de asco y de vergüenza que son los motivos que llevan a la represión.

El asco surge de la mezcla entre el miedo y el odio; y la vergüenza, como la culpa, entre el amor y el miedo.

La culpa inconsciente es la tendencia natural de carencia y la culpa consciente pertenece a la biografía del sujeto.

La culpa se alivia proyectándolas sobre las personas más allegadas que son las que nos reprochan.

Los sentimientos del deber que producen culpa son aquellos que no han sido satisfechos en su tiempo y forma, pues la esencia de todo ser humano es cumplir sus ideales. Pero con respecto a las culpas por lo que hemos hecho que ya no se puede reparar, hay que aprender a vivir con ellas, dejarlas atrás y hacer el duelo.

La única salida de esta situación es el perdón, y siempre se puede si se quiere, lo que vale es el intento.


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Alexitimia: cuando no expresamos lo que sentimos


Desde el punto de vista etimológico, alexitimia significa estados anímicos que no se expresan en palabras, o sea, que consiste en la dificultad de no expresar verbalmente las emociones, cosas internas no dichas que conservamos dentro, a veces sin darnos cuenta, sin entenderlas, que buscan una salida a la superficie por medio del cuerpo, produciendo alteraciones orgánicas, como úlceras, problemas respiratorios y de alimentación y también adicciones.

La gente en general suele tragarse los enojos para evitar una pelea y se pone ansiosa cuando se siente presionada, sin embargo, no suele decir nada.

Las patologías más comunes que producen estas conductas, son los trastornos gastrointestinales, la presión alta, la artritis y el asma, entre muchas otras, porque cada persona se enferma de lo que puede, o sea de aquello para lo cual tiene una predisposición; y a veces estos estados disfuncionales pueden ser muy graves.

Básicamente se trata de la dificultad para entender los propios sentimientos y no encontrar las palabras para expresarlos, para intentar comunicarse y relacionarse con los demás.

Las personas que sufren de este trastorno, permanecen en un estado de confusión, insatisfacción y descontento, pero dispuestos a cuidar las apariencias, mientras la procesión va por dentro.

Generalmente consultan a algún profesional de la salud por problemas orgánicos o funcionales, cuando fracasa en sus relaciones o cuando no pueden disfrutar de la vida, pero no relacionan sus patologías con sus estados anímicos.

Los factores genéticos pueden influir en este modo de vivir las experiencias, pero los resultados de las investigaciones en este sentido, todavía no son concluyentes.

También existe la hipótesis de que es una cierta disfunción cerebral a nivel de la conexión entre ambos hemisferios la que lo provoca, aunque la influencia más sólida se refiere más a la educación que se ha recibido y a la cultura a la que se pertenece.

En estos casos, lo más importante es aprender a preguntarse el motivo de nuestros estados anímicos, tratando de conocer qué es lo que lo provocan.

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Las personas con este trastorno suelen distinguirse por ser aplicadas y por hacer siempre lo correcto. Pueden ser introvertidas, solitarias y centradas más en las obligaciones que en las oportunidades de esparcimiento, les cuesta disfrutar del ocio y se ponen ansiosas si no hacen cosas que consideran de utilidad. Tienen un alto sentido de responsabilidad, son ordenadas, cumplidoras, puntuales y sobre adaptadas; y esto es lo que les impide tener posibilidad de apertura y limita su perspectiva, pero los hace sentir cómodos.

Sin embargo, pueden tener reacciones inusitadas cuando pierden el control, y ser capaces de actuar en forma violenta, tanto con los demás como con ellos mismos.

Pueden recurrir al alcohol o las drogas frente a situaciones de estrés y contar con una larga historia de problemas de salud, que tal vez no los maten pero que si le hagan la vida miserable.

Es probable que se automediquen con ansiolíticos, sin buscar la causa del conflicto que no pueden comprender.

La alexitimia puede ser un trastorno de la personalidad que acompaña a una persona toda la vida, pero también es una forma de enfrentar un trauma psicológico eventual cuyo dolor se ha reprimido para evitarlo.

En general, estas personas rechazan la psicoterapia porque no desean ahondar profundamente en sus conflictos internos y prefieren sepultarlos e ignorarlos.

Es una afección que se relaciona con la ansiedad, el estrés y la depresión.

Lo indicado es realizar un buen diagnóstico y luego realizar el consecuente abordaje clínico y psicológico.

El paciente deberá aprender a sentir, a identificar esos sentimientos y a expresarlos.

La Licenciada Mónica Bruder, psicopedagoga y doctora en psicología, propone el cuento terapéutico como un elemento ideal para proyectar a través de la escritura, situaciones críticas propias que los pueden ayudar a encontrarles un final feliz.

En los cuentos aparecen alternativas y recursos que no se tenían en cuenta para uno mismo pero que sí han podido imaginar en la ficción.

En algún nivel, la mayoría de las personas tiene dificultades para expresar sus emociones, porque es lo que nos enseña esta cultura, a disimular, a levantar barreras, a desconfiar, a controlarnos y no exponernos, para protegernos y evitar quedar vulnerable.

No saben que sólo la vulnerabilidad nos hace invencibles.

Fuente: “Cultura y Alexitimia”, Casullo-Páez, Ed. Paidós.

Transtornos de ansiedad: ocupamos el cuarto lugar en el mundo


Las últimas estadísticas en Argentina nos indican, que ocupamos el primer lugar en Sudamérica y el cuarto en el mundo en lo que se refiere a los trastornos de ansiedad.

No es raro, teniendo en cuenta que es un país donde impera el individualismo y poca conciencia de que somos una comunidad.

La ansiedad es el miedo a lo desconocido, es el temor que lleva a una persona a estar en perpetuo estado de alerta frente a un eventual peligro o adversidad, impulsándola a huir hacia delante, a vivir apurada, ganarle la carrera al tiempo, adelantarse a los acontecimientos tratando de prevenir hechos posibles para asegurar su salvación y gastando sus energías en preocupaciones y cavilaciones inútiles, esperando que las amenazas que siente que se ciernen a su alrededor se hagan realidad.

Estas personas no viven el presente, sino en el futuro y tratan en vano, por todos los medios, de controlarlo.

Los problemas de la vida cotidiana pueden resultar una pesada carga. Necesidad de reducir gastos, preocupación por la inseguridad, mayores exigencias en el trabajo, inestabilidad laboral, menos tiempo para la recreación, conflictos familiares, etc., son las circunstancias que se atribuyen como causa de estos trastornos.

Pero la ansiedad es más un problema interno que externo, porque todos nacemos con la capacidad de resolver los problemas y de adaptarnos a los avatares de la existencia; y aunque la adversidad pueda acrecentar nuestros temores, la predisposición a adoptar una actitud fóbica y obsesiva es una característica propia de nuestros tiempos.

El miedo a lo desconocido y al futuro, produce estrés, porque exige un esfuerzo adicional a cualquier tarea que se emprenda.

Krishnamurti nos dice que la raíz del conflicto es la búsqueda del placer como forma de vida y además, actuar en la vida sin estar de acuerdo con uno mismo.

La gente tiene muchos intereses y objetivos diversos, pero ¿sabe acaso cuál es su principal interés, el más importante y que predomina sobre los demás?

Descubrir ese propósito relacionándolo con la vida diaria y comprometiéndose con él, hará que podamos resolver nuestra relación con los demás y sentirnos incluidos, formando parte del mundo y en paz con nosotros mismos.

El problema de los objetivos circunstanciales, que cambian con las modas y las necesidades ocasionales, es que no tienen para nosotros significado profundo alguno.

Centrarse profundamente en cuál es el interés primordial y vital que nos anima para dejar de sentirnos aislados y en peligro, exige dedicarnos completamente a ello para descubrirlo.

Saber cuál es nuestro más importante interés y capacidad incluye también conocer si este interés se centra solo en nosotros mismos, sin relación con los demás.

Cuando vemos cómo está el mundo tendríamos que tener la inquietud de preguntarnos si podríamos ser capaces de cambiar en forma total como seres humanos y producir en nosotros una revolución interior; porque la revolución interna produce una revolución externa.

No se trata de matar para lograr la paz, eso no es ninguna revolución en absoluto, es sólo destrucción, y absurdos deseos de odio y venganza.

La ansiedad es la consecuencia de vivir aislado sin la capacidad de establecer una verdadera relación, ni con el otro ni con el mundo. Es andar a contramano por la vida buscando el propio interés individual, la propia salvación, el disfrute particular, que carece de valor porque no incluye al mundo ni a los demás y no tiene significado alguno, porque nosotros somos el mundo y el mundo somos nosotros y nuestras vidas individuales no significan nada sin esta relación.

La vida de los demás no es tan diferente a la nuestra, porque cada uno de nosotros hemos hecho el mundo en que vivimos; y si queremos cambiar esta forma de vida primero tenemos que cambiar nosotros mismos.

Krishnamurti no espera que el cambio se produzca poniendo bombas o mediante estrategias políticas. Eso jamás podrá funcionar por decreto, sólo tendrá efecto si cada uno cambia individualmente.

Estamos acostumbrados a pensar que sólo tenemos responsabilidad hacia nosotros; por eso vivimos una vida fragmentada, dividida, en completa contradicción con respecto a los demás y al mundo.

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La enfermedad, las emociones y la mente

Hay que aprender a ver la importancia de la mente y la emoción en la afección

La enfermedad, las emociones y la mente

El Dr. Eugenio Zampini, médico argentino, cirujano, escribió un libro, editado en 2008, titulado “De cirujano del cuerpo a cirujano del alma” que debería ser de lectura obligatoria para todos aquellos empeñados en deambular de consultorio en consultorio buscando la solución de sus problemas de salud.

Zampini, gracias a una dolencia que lo afectó en pleno ejercicio de su profesión como cirujano, hace casi veinte años, pudo tomar conciencia de la relación entre las emociones, la mente y las enfermedades.

Comenzó sintiendo un adormecimiento en su brazo izquierdo y otras serias manifestaciones que le producían contracturas en todo el brazo, que le entorpecían seriamente su trabajo como cirujano.

Le diagnosticaron una hernia de disco en la zona cervical y la recomendación de todos los especialistas que lo atendieron fue unánime, debería someterse a una cirugía para que pudieran extraerle el disco que presionaba al nervio.

A pesar de ser cirujano, este diagnóstico lo sumergió en un estado depresivo mezclado con rabia y miedo.

Consultó al director del Hospital Churruca de Buenos Aires, quien lo puso en contacto con otro médico del citado hospital que practicaba acupuntura.

Hasta ese momento, el Dr. Zampini tenía una postura tomada con respecto al arte de curar, basada enteramente en el concepto de que la mayoría de las enfermedades se resuelven por medios quirúrgicos; y no reconocía los valores de la medicina alternativa.

Sin embargo, sabe reconocer que cuando se trató de una afección que comprometía su propia salud, se mostró dispuesto a probar esa posibilidad, poniéndose en manos del Dr. Pedro Oriolo.

Debía someterse a un tratamiento de acupuntura dos veces por semana y además sanar su mente; porque para curar el cuerpo primero hay que sanar el alma.

Esa experiencia le abrió la mente por primera vez, que luego lo llevó a profundizar teóricamente sobre este tema a la vez que iba sintiendo los efectos en su mismo cuerpo.

Este proceso permitió al Dr. Zampini entender la información que le brindaba su enfermedad y a escuchar su mensaje que lo obligó a cambiar su vida para siempre; y aunque la hernia de disco aún permanece en su columna no volvió a sentir más ninguna molestia.

Para que esto se hiciera realidad, tuvo que hacer muchos cambios; en su forma de ser, en su forma de pensar, y revertir su tendencia a la negatividad y a las emociones enfermas.

Diferentes profesionales lo ayudaron en esta empresa para lograr restablecer la armonía de su cuerpo y de su mente.

El Dr. Zampini no renuncia de ninguna forma de la medicina tradicional sino que trata de complementarla porque se ha dado cuenta que ningún conocimiento es absoluto por si mismo, como él había llegado a convencerse.

Su filosofía ha cambiado y hoy también implementa el mismo método con sus pacientes, tratando de ayudarlos a encontrar la unidad del cuerpo y del alma; porque es imposible comparar el cuerpo enfermo a una máquina que necesita ser reparada.

El tratamiento físico, centrado en eliminar los síntomas, aunque representa una parte fundamental en el tratamiento de las enfermedades, resulta incompleto, porque se hace necesario el compromiso total de la persona para curarse.

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Relacion entre enfermedad y actitud mental

Nuestra actitud mental es capaz de llevarnos a lo más alto, como hundirnos en la enfermedad más atroz.

Quién no ha visto u oído hablar de alguien que tenía una determinada enfermedad y gracias a su actitud positiva a mejorado bastante o incluso a recuperado la salud. Muchos médicos no se cansan de decirnos que tengamos el ánimo alto ante una enfermedad, y eso se debe a que nuestro sistema inmunológico reacciona mucho mejor si nos encontramos positivos. Desde luego que el cerebro tiene el poder suficiente como para mejorarnos o enfermarnos del todo, y eso depende de nosotros exclusivamente.

Nuestras mejores armas son las emociones y el estado mental, pero hay que tener cuidado ya que son armas de doble filo, lo mismo son nuestras mejores defensas como nuestros peores atacantes, sólo debemos aprender a utilizarlas.

Si dejamos que en nuestras vidas reine la ira, la envidia, los celos, las constantes preocupaciones, los miedos… si dejamos que todo esto se cornifique, lo único que estamos consiguiendo es que nuestra salud empeore. Esto se debe porque cuando mantenemos algunas de estas emociones, nuestro sistema inmunológico reacciona, es consciente de que algo está pasando, se siente atacado, tiene la necesidad de volver a equilibrar nuestro organismo. Estas emociones nos provocan un aumento en la producción de determinadas hormonas, como son la epinefrina, norepinefrina y adrenocorticotropina.

Estas hormonas están relacionadas con el estrés, lo que significa que nuestro organismo se siente amenazado y pone en marcha una defensa. Aumentan los latidos de nuestro corazón, la sangre se vuelve loca aumentando su presión y comienza la llegada de colesterol en sangre. Por otra parte, como esta situación es una bomba de relojería y no aguantamos mucho tiempo este aumento tan grande, el hipotálamo se pone rápido en funcionamiento para intentar equilibrar la situación, y ¿qué hace?, pues intenta relajarnos mandando endorfinas. Como se puede ver es toda una locura lo que ocurre en nuestro cuerpo en estas situaciones y además no pinta muy bien para que sea algo continuado. Lo que queremos decir con esto, es que nuestro organismo lucha contra agentes externos que considera perjudiciales, pero si programamos nuestro cerebro para tener este tipo de emociones, lo más seguro es que perdamos la lucha. Si uno esta enfermo, empeorará, y si no lo está, terminará estándolo.

Si nos empeñamos en repetir este proceso, en autocastigarnos de esta manera, lo único que encontraremos es que no podamos dormir y pasemos a compartir nuestra vida con el insomnio, estaremos fatigados durante todo el día, seremos fácilmente irritables, las úlceras de estómago harán su aparición, nuestra vida sexual se irá al traste… y así una larga lista de penurias.

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En la vejez las relaciones sociales son màs satisfactorias

Las relaciones interpersonales durante la tercera edad suelen ser más satisfactorias que las de los jóvenes. Varios estudios realizados por especialistas de la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, revelan las causas de estas diferencias, según publica Tendencias 21.
Según Karen Fingerman, profesora de dicha universidad especializada en estudios de familia, gerontología y desarrollo, las personas mayores afirman tener mejores matrimonios, amistades más comprensivas y menos conflictos con sus hijos y hermanos en la vejez que en la juventud. Por tanto, parece que a medida que las habilidades cognitivas decaen como consecuencia de la edad, las relaciones personales resultan más satisfactorias. ¿Por qué se produce este cambio?
Combinación de factores
Fingerman afirma, en un comunicado emitido por la Universidad de Purdue, que lo que ella y sus colaboradores han descubierto es que elementos como la percepción de un tiempo limitado de vida, una mayor propensión a perdonar, y ciertos estereotipos y actitudes relacionados con la vejez juegan un importante papel en esta transformación.
Sería, por tanto, la combinación de ciertas actitudes hacia los mayores (por ejemplo, el respeto que les guardan los jóvenes) y la forma de interactuar con otras personas que desarrollan los ancianos lo que marcaría estas diferencias.
En un artículo publicado en la revista Current Directions in Psychological Science, Fingerman y sus colaboradores explican que, por una parte, cuando los adultos de cualquier edad encuentran cierta tensión en su relación con adultos mayores, tratan de minimizar esa tensión para facilitar experiencias positivas con ellos.
Por otro lado, los hallazgos realizados hasta ahora sugieren que la regulación socioemocional que se produce durante la tercera edad implica también cambios en la forma de relacionarse con los demás.
Regulación social
En los estudios realizados por Fingerman y su equipo, se ha revelado que cada persona actúa y reacciona como respuesta a su interlocutor, anticipando al mismo tiempo las reacciones de éste. Esta anticipación se basa a menudo en la edad de dicho interlocutor. Los individuos modifican su propio comportamiento con las personas que interactúan, muchas veces en función de si éstas son jóvenes o mayores.
Cuando se produce una interacción negativa, las personas jóvenes son en general más agresivas que las mayores. Sin embargo, si esta confrontación se da con una persona mayor, los jóvenes a menudo se comportan de manera más complaciente. En la otra dirección, también se da una adaptación: las personas mayores intentan ser más cordiales con los jóvenes porque creen de antemano que éstos los se enfrentarán más a ellos que un adulto de mayor edad.
Ambos grupos de personas actúan, por tanto, adaptando su comportamiento en función de los estereotipos existentes: los jóvenes creen que deben ser más pacientes con una persona mayor que con una joven, porque los ancianos "ya no pueden cambiar ni se debe intentar cambiarlos", mientras que los mayores esperan de los jóvenes reacciones más “agresivas” que de otras personas mayores, y actúan en consecuencia.
Ventajas de la edad
Fingerman señala que, además de esta regulación propia de la interacción, lo cierto es que, con la edad, los individuos regulan también mejor sus propias emociones cuando algo o alguien les enfada o molesta.
Asimismo, las personas mayores cuentan con otra ventaja: suelen tener más opciones que las jóvenes de elegir con quiénes se relacionan porque, normalmente, ya no tienen que acudir a centros de trabajo en los que las relaciones interpersonales se imponen por razones ajenas. Por último, las personas mayores cuidan y valoran más cada momento.
Esto se debe al hecho de que son conscientes del poco tiempo que puede quedarles a sus relaciones. Cuando el tiempo es limitado, la gente se esfuerza más por disfrutar de sus interacciones con otras personas que por enfrentarse con ellas.
Estudios anteriores
En lo que se refiere a la interacción con los hijos, en una investigación realizada en 2007, Karen Fingerman y sus colaboradores demostraron que la mayoría de las relaciones entre padres e hijos también mejoraban cuando los padres se iban haciendo mayores. En general, el sentimiento que se genera en esta época de la vida es de cariño y atención por ambas partes, afirman los investigadores.
Para los padres, la atención que les dedican entonces sus hijos es una prueba de la madurez de éstos, y la consideran por tanto un reflejo de su buena labor como educadores. Los hijos, por su parte, se sienten en esta época más necesitados de pasar más tiempo con sus padres y también se sienten más queridos por ellos.
En otro estudio realizado por Fingerman en 2008, la psicólogo demostró asimismo que la gente tiende a pasar por alto los comportamientos inapropiados o desagradables de sus amigos y familiares ancianos, en gran medida por el temor al paso del tiempo, por el miedo a que el tiempo que les queda con esas personas sea ya limitado.
20minutos.es

La violencia engrenda violencia

Pegar a los niños podría traer consecuencias no deseadas. Los chicos que son golpeados por sus padres podrían tener más posibilidades de comportarse de manera agresiva más tarde en la vida, concluyó un estudio realizado con 2.500 madres.
Los niños que son golpeados frecuentemente a la edad de tres años presentan un riesgo mayor de ser agresivos cuando llegan a los cinco, dijo Catherine Taylor, de la Universidad de Tulane (Estados Unidos).
Los autores, que publicaron sus conclusiones en la revista Pediatrics, preguntaron a 2.500 madres cuantas veces habían golpeado a sus hijos en el último mes. El 45,6% de ellas, es decir cerca de la mitad, respondió que no lo había hecho. El 27,9% dijo que había golpeado a su hijo una o más veces, mientras que el 26,5% informó que había castigado corporalmente a su hijo más de dos veces.
A continuación, los investigadores indagaron sobre los niveles de agresión posteriores de los niños, poniendo en esta balanza conductas como discutir, ser crueles, tratar mal a los compañeros, destruir objetos, pelearse y amenazar con mucha frecuencia.
Resultó que los niños golpeados a la edad de tres años mostraron un riesgo mayor de ser agresivos al llegar a los cinco. Encontramos que esta relación es incluso cierta cuando tenemos en cuenta factores como el nivel de stress y depresión en los padres, su posible uso de drogas o alcohol y la presencia de otro tipo de agresiones en la familia, dijo Taylor.
La Academia Americana de Pediatría, una importante institución científica de Estados Unidos, recomienda no usar los castigos corporales en los niños.
Taylor sostuvo que hay maneras de disciplinar a los hijos sin pegarles, y estas formas pueden incluso disminuir el riesgo de que los chicos se vuelvan más agresivos. Si los padres usan un tipo de disciplina no física, sus hijos cuentan con más posibilidades de estar más sanos y de comportarse mejor más tarde en la vida.
neomundo.com.ar

La soledad empeora la salud

aLa soledad daña la salud humana porque propicia los malos hábitos de salud, un consumo mayor de medicamentos y un nivel más alto de estrés. Además, los efectos nocivos de la soledad pueden verse incrementados por las redes sociales de Internet, como Facebook, que favorecen las relaciones superficiales y, en consecuencia, los sentimientos de aislamiento y de soledad. Esto es, al menos, lo que aseguran científicos estadounidenses.
Una de ellos es Stacey Passalacqua, que señala que ya se sabía que las redes sociales de Internet estaban relacionadas con una menor calidad de la salud de los individuos, pero que -puntualiza- hasta ahora no se había comprendido el mecanismo subyacente a dicha asociación. Este mecanismo podría estar relacionado con la soledad que estas redes provocan.
Para su análisis, los investigadores realizaron una encuesta a un total de 265 adultos de entre 19 y 85 años sobre el apoyo social con que contaban, su soledad, su nivel de estrés, sus hábitos de salud y su salud general.
Los resultados obtenidos de este cuestionario demostraron que la soledad estaba mucho más relacionada con el número de relaciones estrechas con otras personas que con el número de contactos mantenidos en las redes sociales.
Frecuentar estas redes puede no resultar negativo para la salud, explican los científicos, siempre que el usuario mantenga relaciones más cercanas con otras personas sin que medie entre ellos la distancia.
Asimismo, el estudio demostró que los individuos más solitarios se cuidan menos, duermen peor y tienden más a consumir medicamentos. Además, son menos capaces de lidiar con los elementos estresantes de la vida cotidiana (es decir, se estresan más).
Todos estos hábitos establecen una relación entre la soledad y una salud pobre. Por ejemplo, explican los científicos, el estrés crónico es muy dañino para el organismo y tiene un efecto fisiológico constatado. Por el contrario, las respuestas de los participantes demostraron que aquellas personas con un apoyo social mayor presentaban un estado de salud mejor.
Otro dato curioso arrojado por la encuesta fue el siguiente: la soledad sería, al menos en parte, una cuestión subjetiva, que depende de la percepción de cada individuo. Según explica Segrin en el comunicado de la UA, se podría definir la soledad como la diferencia entre el nivel de contacto social que deseamos y el que realmente alcanzamos.
Por eso, resulta difícil establecer lo que es una persona solitaria, porque de hecho este perfil depende en gran parte de lo que cada individuo considera como estar solo. Así, no es de extrañar que personas que disfrutan de muchas relaciones sociales se sientan solas.
Sin embargo, sí existe un factor decisivo que determina la soledad real: la calidad de las relaciones personales, y no su cantidad. La ausencia de familiares y amigos cercanos es, por eso, un hecho grave que puede afectar a la salud y que no puede ser contrarrestado por las relaciones que se establezcan a través de la Red ni por cualquier otro tipo de relaciones superficiales, advierten los investigadores.


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