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viernes, 1 de octubre de 2010

Me despidieron ¿Y ahora qué?

Paradoja surrealista". Así define Fátima Vasco, de 30 años, el hecho de ser una orientadora laboral en paro. Busca empleo desde julio, cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Estepona cancelaron "por motivos económicos" el Servicio Integral para el Empleo en el que trabajaba. Diplomada en Educación Social y licenciada en Pedagogía, envía currículos mientras piensa qué hacer ahora. "Puede que un máster, unas oposiciones, montar una academia, irme con cualquier cosa a Malta o Londres por el inglés...".

No es fácil decidir, sobre todo sabiendo que el 16,4% de los universitarios de entre 25 y 29 años está también en paro, el doble que en 2008, según la última EPA. Y sin embargo, el primer despido es, a juicio de todos los expertos consultados, un buen momento para replantearse el futuro. Rafael Saiz, coach especializado en alto rendimiento, recomienda empezar por preguntarse '¿qué quiero hacer?', por consultar a familia y amigos "para qué vales" y por decidir si quieres ser "empleado, autoempleado o empresario". "Con el finiquito puedes pensar en montar tu empresa", recuerda Saiz a un país tradicionalmente poco emprendedor en el que hay casi tantos funcionarios como empresarios y autónomos.

Pero esta generación parece distinta. Según un estudio de Metroscopia para la Fundación Bertelsmann de 2009, a más de la mitad de los jóvenes le gustaría constituir su negocio. Pero la mayoría lo que quiere es un trabajo que se ajuste a su currículo, una aspiración difícil de alcanzar teniendo en cuenta que un 44% de los jóvenes licenciados desempeña un oficio inferior a su capacidad, según la OCDE. Aunque varios especialistas aconsejan apurar al máximo antes de rebajar el listón, César Castel, director de Operaciones de Adecco Professional, pide a los jóvenes lo contrario, que sean "realistas e intenten cuadrar su interés a la demanda del mercado".

Carlos Alemany, director de la empresa de cazatalentos Korn/Ferry en España, recomienda soñar y ser prácticos: "Hay que tener un plan A y un B por si el primero falla, y es normal que pase". Cuando el A y el B fallan, muchos ven como única salida seguir estudiando. "Es el momento de invertir en formación", subraya Rodrigo Barahona, director de Selección de la consultora Tea-Cegos, que añade que debe ser "lo más concreta, corta y operativa posible". Alemany también apuesta por "un máster, a ser posible en el extranjero". En la formación "no vale la enlatada, sino la que te diferencie".

Eso hizo Ricardo Coloma, consultor de 29 años, que se marchó a la Universidad de Berkeley (California) tras quedarse en paro en junio. "Fui el último en llegar y el primero en salir", explica sobre su despido de una de las cuatro grandes consultoras. Acaba de volver con un curso de contabilidad financiera americana y espera que este "valor añadido incline la balanza" a su favor. Beatriz Zotes, bilbaína de 30 años, también ha optado por ampliar sus estudios. Licenciada en un campo "de hombres", Ingeniería, no duda de que perdió su trabajo por ser mujer. "Anuncié que me casaba y el jefe me dijo que en breve estaría embarazada. Supe que me iban a echar porque, para ellos, yo ya no era Beatriz sino un útero", se lamenta. Como lo veía venir, poco antes de acabar en la calle se matriculó en un "máster por la UNED". A finales de septiembre terminan las prácticas de su posgrado. "Y entonces, ¿qué?", se angustia.

En los estudios, la estrella son los idiomas. "Si antes abría puertas hablar inglés, hoy las cierra todas no hablarlo", enfatiza Barahona. "Es absolutamente necesario dominar otros idiomas", subraya Saiz, que apunta al inglés y a "lenguas potenciales" como árabe o chino. Los expertos también aconsejan perder el miedo y los complejos a salir fuera, donde según Alemany "los españoles son muy valorados por su creatividad y capacidad de improvisación". En este sentido, Sandalio Gómez, catedrático de Recursos Humanos del IESE, recuerda que un "mundo global requiere una mentalidad global" y pide a los jóvenes que dejen de buscar en España para hacerlo "en el mundo". "No es una maldición como lo era en los cincuenta irse a Alemania, sino una experiencia enriquecedora". Pero Gómez advierte del peligro de una huida masiva de cerebros. "Y una vez que se han ido, cómo los recuperas".

Ceferí Soler, profesor de Recursos Humanos de ESADE, lanza un mensaje esperanzador: "Van a encontrar trabajo, pero a más largo plazo de lo que esperan y les gustaría". A su juicio, el problema es que "frente a un mercado inmóvil y rígido" hay una "generación preparada, autoexigente pero consentida, demasiado cómoda y sin idiomas" que deberá "adaptarse a trabajos temporales que más adelante les permitirán optar a otros más estables" pero con "paciencia", porque estamos ante una época "incierta y compleja".

Frente a las opciones racionales, siempre hay quien piensa en el "ahora o nunca". Carlos de Prado "lo tenía en mente" desde que empezó a "oler mal" en su empresa. Publicitario de 29 años, fue despedido "en una limpia" en plena crisis. A la semana, ya tenía el billete; a las dos semanas, aterrizó en Tailandia. Durante dos meses recorrió el sudeste asiático para "ver más allá, entender más allá". A su regreso, intentó montar su propia empresa, pero no fraguó. La agencia que le contrató hace unos días valoró que sea capaz de intentarlo, aunque salga mal.

En cifras

- La tasa de paro de los universitarios de entre 25 y 29 años es el 16,4%, el doble que en 2008.

- La mitad de los jóvenes de entre 16 y 35 años tarda al menos un año en encontrar trabajo tras sus estudios, según una radiografía del INE (2010) sobre la incorporación de los jóvenes al mercado laboral.

- Uno de cada cinco jóvenes mantuvo su primer trabajo entre uno y dos años. Al 14,7% le duró menos de cinco meses (INE).

- En los Servicios de Empleo hay registrados 421.590 menores de 25 años. La cifra no baja de 400.000 desde diciembre de 2008. Su menor cota en ocho años fue en julio de 2007: 220.524

- Seis de cada diez jóvenes señalan el paro como su principal problema, según un sondeo de la Fundación Bertelsmann. Solo a un 4% le preocupan los salarios bajos y a un 7%, la precariedad.

elpais.com

Cómo superar el stress

A nadie le gusta sentir la sensación de palpitar en el pecho y dolor de cabeza que origina el estrés cuando no lo puede descargar. Entender cómo surge y cómo controlarla nos hará más tranquila nuestra vida diaria.

Un grito del jefe, un embotellamiento de tráfico, una pelea con nuestra pareja, pueden provocar esa desagradable sensación en el cuerpo.

¿Por qué surge? Básicamente, esas reacciones físicas nos preparan para responder. Por ejemplo, un cazador puede sentir tensión al momento de cazar. Se acelera el sistema cardíaco y los músculos reciben más sangre. Esas reacciones alertan todo su cuerpo para un solo objetivo: matar a su presa.

Encuentra una salida física a esa presión, matando a su presa. Un boxeador tiene un gran estrés antes de su combate y lo descarga contra su oponente.

Y cuando se expresa esa energía interna, la tranquilidad gradualmente vuelve al cuerpo.

Es por eso, que es tan rico subirse a un juego como la montaña rusa. Sentimos estrés y descargamos esa energía gritando a todo pulmón. Después, nos sentimos aliviados.

Pero ¿Qué pasa en nuestra vida diaria? Si no te gusta que te grite tu jefe, el estrés prepara tu cuerpo para una sola cosa… ¡gritarle también o agarrarlo a golpes!

Pero no puedes, porque te corren ¿verdad? Entonces, reprimes ese deseo. Cada vez que estás en situación de tensión, el cuerpo segrega cortiscosteroides, que son hormonas que en grandes cantidades dañan al sistema inmunológico, si no encuentran una salida.

Es como si llamaras a un bombero, para que apagara el fuego de tu edificio ¿Qué pasa si hay fuego? Se apaga. Pero si no hay fuego, y cada rato el bombero le echa agua, el resultado va a ser que el edificio se va ablandar y se va a derrumbar.

Esto último es lo que hacen los cortiscosteroides, si no hay “fuego” que apagar. Si no descargas físicamente tu tensión.

Cuando el edificio de tu cuerpo se ablanda y derrumba, es cuando te enfermas o duele mucho la cabeza. En casos extremos, puede originar cáncer y enfermedades cardíacas.

¿Qué puedes hacer para liberar esa tensión? En primera, hacer ejercicio. Correr diario en la mañana hará que descargues todas las hormonas acumuladas durante el día anterior.

Segundo, ejercicios de relajación. Respirar y exhalar profundamente tres veces y después imaginarte en un lugar tranquilo, cuando menos por tres minutos. A los enfermos, se les recomienda hacer esto durante 15 minutos, tres veces al día. Esto relaja al cuerpo y mejora su sistema inmunológico.

¿Y si no tengo tiempo para sentarme a meditar? Imagina una escena que te transmita tranquilidad.

Puede ser un bosque, un río, la playa, el mar…. Una perra con sus cachorros, cualquier escena que te transmita tranquilidad. Y siente la paz que te transmiten esas imágenes. Y cuando en tu vida diaria sientas estrés, recuerda por un instante esas escenas. Y te sentirás más relajado.

www.tubreveespacio.com

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Cómo superar la timidez

La base principal de la timidez es una baja autoestima y una baja seguridad en uno mismo que dificulta nuestro grado de confianza y nos hace sentirnos débiles ante los demás, tenemos miedo a ser criticados o descatalogados y probablemente todo está basado en una infancia rígida, con muchas normas, en una necesidad de perfeccionismo o en una exigencia personal muy elevada.

No tenemos que ser perfectos y podemos cometer errores como los demás, eso no significará que somos inferiores. El miedo a la crítica es exagerado y si nos critican no moriremos ni se acabará el mundo, lo escucharemos y ya está, más tarde decidiremos si tenemos que cambiar o no. No podemos vivir una posible situación de crítica como algo insalvable, todos son criticados y viven con ello ¿porqué yo no? ¿Tengo que ser don perfecto? La clave está en hacer un cambio de razonamiento y en confiar más en nuestras posibilidades de éxito.

Si valoramos las situaciones desde un punto de vista negativo, teniendo miedo a fracasar y anticipando todas las consecuencias, entonces, estamos viviendo en un mundo de fantasía inventado por nuestra cabeza, y que además nos paraliza y nos hace huir de situaciones que pueden resultar satisfactorias para nosotros y para los demás. Nuestra crítica personal nos juega malas pasadas y nos recuerda una y otra vez frases del estilo: “ pareceré tonto”, “debería hablar pero no se me ocurre nada”,”estoy haciendo el ridículo”., etc.

Si alguna vez se produjo una experiencia negativa, formaremos un círculo vicioso: como lo hemos pasado mal una vez tememos que la siguiente será igual o peor, con lo que esta creencia hace de profecía que se auto-cumple y nos induce a estar más amedrentados la próxima vez, con lo que de nuevo alimentamos el temor para la siguiente ocasión. Además, la falta de práctica nos dejará bloqueados y cada vez actuaremos peor con lo cual nuestra autocrítica se cebará.

Trucos para superar la timidez
1. Reconoce tu miedo y acéptalo como algo propio y personal. No intentes sacarlo de ti. No lo conseguirás. Lo mejor es asimilar que te ocurre.
2. Habla sobre tu miedo y compártelo con los demás, es la forma de habituarte a que es una característica tuya y a tratarla con normalidad.
3. Descodifícalo y defínelo: ¿de qué sentimientos se compone ese miedo? Angustia, pena, decepción, culpa, indefensión. Identifica cada uno de los sentimientos y llega al fondo de la cuestión, tal vez descubras que el miedo es una coraza que oculta algo más profundo y a lo que tienes que dedicarle tiempo.
4. Busca toda la información que puedas necesitar. Si tienes miedo a la comunicación con las personas, es absurdo que intentes no saber nada de ello, cada vez estarás peor debido a la falta de información, y tendrás más oportunidades de pensar en lo peor e inventártelo o distorsionarlo. Si estás bien informado esto no te pasará.
5. Reafírmate y céntrate en tus éxitos. Enumera tus cualidades, quiérete. Habla sobre ti mismo con respeto y cariño. Evita las recriminaciones y los insultos.
6. Pídele a alguien que te ayude y te dé apoyo, que funcione como observador, más tarde podrá decirte si lo hiciste bien o no.
7. Concédete un espacio de tiempo para anticipar en positivo, busca opciones distintas y haz un listado de cosas positivas que pueden ocurrir, intenta visualizarte realizándolas con éxito, mira como te desenvuelves de manera adecuada y como consigues tu objetivo.”estoy hablando con gente y estoy tranquilo”, “se ríen de un chiste mío”, “me escuchan cuando hablo”, “doy mi opinión y es valorada”, etc.
8. Actúa conservando la conciencia de este ideal, de esta anticipación positiva y del apoyo de la persona que te está ayudando.
9. Una vez que hayas superado el miedo y hayas salido con éxito recuerda a la persona que eras antes dominada por el terror y comparte con ella el orgullo del éxito conseguido. Haz una comparación positiva entre lo que eres hoy y lo que eras ayer, será la forma de conseguir tener cada vez menos miedo y adquirir confianza. Si sólo recuerdas la forma positiva de actuar y el trabajo que te costó actuar bien podrás superarlo, ya que te aferras sólo a aspectos positivos de la situación.
10. Intenta expresar las emociones que te provoca el miedo en voz alta y a otras personas. Al hablarlo, se separa de ti y podrás ser más objetivo a la hora de analizarlo. Pide a los demás que te ayuden a vivir con intensidad el miedo, no necesitas soluciones ni alivio, sólo que te escuchen, tú mismo encontrarás la solución cuando te distancies de la emoción en bruto y busques soluciones a los hechos concretos.
11. Intenta hacer una descripción del futuro tal y como a ti te gustaría, viéndote bien y con el problema resuelto. Identifica las sensaciones que te produce y retenlas en tu mente para generar mayor positividad.

mujer.terra.es

Los Mandalas

Oración para perdonar

Sanidad Interior

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