La familia es la institución social más cercana al ser humano. Es el ámbito donde la persona nace, crece mejor, se desarrolla y muere. Pero, para que esto realmente suceda, la familia requiere de unas determinadas condiciones. Quienes la integran han de estar dispuestos a responsabilizarse unos de otros de manera estable, con circunstancias favorables o adversas, durante todo el ciclo vital.
Por eso, ante el nacimiento de un nuevo ser, se espera una actitud de apertura y acogida, sean cuales fueran las condiciones de la criatura por venir. Los adultos pondrán todos los medios a su alcance para procurar los recursos materiales y espirituales para el crecimiento y desarrollo de los integrantes de la familia. Y finalmente, en el acompañamiento de la enfermedad, para salir de ella y recuperar la salud, o cuando se llegue a una etapa terminal, acompañarles en ese trance para que sepan afrontarlo y sentirse queridos.
Cuando cada familia asume sus responsabilidades hay un costo-beneficio para el Estado, pues no tiene que subsidiar a los ciudadanos en aspectos vitales; se reduce la necesidad de contar con instituciones como hospicios, asilos, etcétera.
Planteamiento del problema
Actualmente la desintegración familiar ocasiona algunos problemas como:
• La búsqueda del cariño humano desde muy temprana edad, fuera del hogar, generalmente con el inicio de relaciones sexuales.
• La ausencia de los adultos para detectar las necesidades de los miembros de la familia y el modo como las están satisfaciendo: diversiones, evasiones, compañías, etcétera. Cuando no se llega a tiempo para orientar las malas costumbres, se vuelven hábito.
• La infidelidad, muchas veces como consecuencia de costumbres atávicas, por ejemplo, el machismo de considerarse muy vigoroso mientras más mujeres se tengan. Actualmente este ejemplo también se ha generalizado en el sexo femenino, que muestra una agresividad impetuosa y no respeta vínculos previamente establecidos.
• La institucionalización del divorcio facilita recurrir a él como una salida fácil a problemas que podrían tener solución.
• El descenso demográfico debido muchas veces a la precariedad de los recursos económicos y a la necesidad de contar con ingresos tanto del hombre como de la mujer.
• La agresión física y psíquica de los hombres, por reacciones machistas que no admiten el desarrollo de la mujer. De parte de la mujer cuando ellas superan al marido en la provisión de recursos y los relegan, los desprecian o los abandonan.
• El deterioro de la familia extensa y la reducción de la solidaridad que caracterizó a la familia mexicana.
Propuestas de solución desde las políticas de Estado
• Promover una educación familiar donde las manifestaciones de afecto entre los cónyuges, entre los hermanos y entre los padres y los hijos se aprendan a expresar. Además, capacitar a los padres para que puedan dar a sus hijos una orientación sexual adecuada.
• Ofrecer nuevas posibilidades de horarios laborales de manera que pueda haber más presencia del padre o de la madre en el hogar.
• Hacer campañas de respeto al compromiso conyugal y poner otros medios para resolver los conflictos familiares antes de llegar al divorcio. Por ejemplo, con consultorios de asuntos sobre la familia con profesionales bien preparados.
• Estudiar la posibilidad de mejorar los ingresos familiares de acuerdo al número de hijos, dar incentivos para la educación. Mejorar los sistemas laborales y sus horarios.
• Mediante orientadores familiares ayudar a detectar y eliminar las causas de la violencia intrafamiliar.
• Hacer campañas para integrar a la familia extensa: abuelos, tíos, primos, etcétera que puedan ayudarse mutuamente a resolver los problemas familiares.
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