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lunes, 9 de noviembre de 2009

Depresión desde la tierna infancia

El diagnóstico de trastornos mentales como las crisis de ansiedad está aumentando entre los menores y hay casos incluso en niños de 3 años • Los mayores índices se presentan en la adolescencia , explicó la pediatra del centro de salud Góngora María Luisa Rey, experta en patologías infantiles
La implicación de los pediatras y el interés por abarcar de forma global la atención al niño, atendiendo también a los aspectos psicológicos, están ayudando a aumentar los diagnósticos.

"Principalmente las causas de estos problemas son familias desestructuradas o problemas de fracaso escolar o de convivencia en los centros educativos", matiza la especialista.

El diagnóstico se suele realizar en la consulta del pediatra. En las entrevistas con los niños, "se encuentran síntomas como problemas de sueño, dolor de cabeza, estado de ánimo decaído". Pero antes del diagnóstico final se descartan otras patologías orgánicas que pueden estar enmascaradas en estos síntomas, entre los que también suele estar el que "el niño se despierte sin motivo por la noche o que esté apagado, algo no muy normal en los niños".

Con los niños a partir de los 7 y 8 años y con adolescentes es más fácil ya que pueden hablar y contar sus miedos y sus dolencias pero con los bebés es más difícil y el pediatra tiene que contar también con el entorno y tener una especial sensibilidad. Así, si el médico tiene alguna sospecha realiza una investigación en su entorno familiar para ver posibles causas como fallecimiento de un familiar que no ha superado, el divorcio de los padres o una mala relación entre ellos o con los hijos. Pero no hay que descartar nada y hay que pensar también en abusos o maltrato en el hogar o el colegio.

Cuando se tiene el diagnóstico seguro, un aspecto a tener en cuenta es la reacción de los padres. "Hay de todo. Muchos arrastran problemas mentales también como depresiones o tendencias a la ansiedad y eso puede transmitirse a los hijos. Otros se alarman y se implican más. Suele ser en casos más fortuitos como fallecimientos o problemas escolares que no han detectado. Es curioso también que cuando los padres se están separando y afecta al hijo dicen que no se habían dado cuenta y cambian su relación y la forma de llevar el proceso para que no le afecte".

También hay otros motivos latentes que pueden causar episodios transitorios como la incorporación al trabajo de los padres, "algo habitual hoy en día pero que en algunas situaciones puede hacer que no se atienda bien al niño, por lo que hay que actuar y suplir la cantidad por la calidad. En estos casos no hay problema pero si se descuida todo, sí".

Para la experta, "las circunstancias sociales están haciendo que afloren cuadros que antes no se daban entre los niños, como puede ser el de la depresión y la ansiedad".

Aunque no es una cosa única sino que se repite por muchos países del mundo. Según un estudio de la Universidad de Washington realizado con el apoyo del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, la depresión también es un trastorno de la primera infancia aunque antes se pensara que un niño de menos de 6 años era emocionalmente inmaduro para sentirse deprimido.

Si no se actúa a tiempo, estos trastornos pueden dejar huella en el desarrollo de los más pequeños.

S. V. / GrANADA | Actualizado 08.11.2009 - 01:00

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