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lunes, 8 de marzo de 2010

¿Dedicas más tiempo a trabajar que al hogar?


La familia aparece como una prioridad para la mayoría de los trabajadores, que siempre hablan de las bondades de la vida hogareña. Sin embargo, el pensamiento muchas veces no acompaña a las acciones y, en los hechos, la mayoría termina cayendo en cuenta que dedica menos tiempo del que le gustaría -o del que piensa- a las cuestiones hogareñas.

Según un relevamiento realizado por la empresa Trabajando.com, del que tomaron parte 3.500 trabajadores, la mayoría de ellos considera que mantiene un equilibrio entre la dedicación a la familia y al mundo laboral, pese a que, al contabilizar las horas que se le dedica a uno y a otro, el hogar queda relegado. Al ser consultados, un 71% consideró que mantiene un equilibrio entre su vida familiar y su trabajo. Sin embargo dentro de este mismo grupo mayoritariamente "familiero", el 63% reconoce que dedica menos de 20 horas por semana a las actividades del hogar. De los 3.500, el 37% de los encuestados comparte con la familia más de 20 horas semanales, un 23% entre 15 y 20 horas, un 15% entre 10 y 15 horas y un 25% menos de 10 horas a la semana.

En las horas dedicadas al trabajo el 38% de los argentinos le dedican más de 47 horas semanales, mientras que un 37% entre 40 y 47 horas y, el 25% restante, menos de 40 horas.

Fuente de satisfacción

Pese al escaso tiempo que comparten los trabajadores argentinos con sus familias, el 58% de ellos dice que ésta es su principal fuente de satisfacción. Mientras que un 15% señala que el dinero es lo más importante en sus vidas, otro 13% pone en este lugar al trabajo y sólo el 13% encuentra satisfacción en sus hobbies.

Al profundizar en hábitos y costumbre, el estudio reveló que el 60% de los consultados reconoció no poder dejar de contestar correos electrónicos, llamados o mensajes de texto de índole laboral aún durante las vacaciones, fines de semana y en su tiempo libre.

Asimismo el 49% reconoce que mientras están en el trabajo necesitan estar atentos y prestar colaboración a lo que sucede en sus hogares, mientras que el 51% asegura que se concentra sólo en las tareas laborales.

La necesidad de tener un equilibrio entre la vida laboral y la familiar o personal es un elemento al que las empresas deben prestar atención. "Dedicar mas hora sal trabajo no significa necesariamente obtener mayor eficiencia", apuntó el responsable del estudio,
Pablo Molouny.

"Cuando un empleado está pasando por problemas en su hogar es muy difícil que éste sea productivo y esté motivado en las horas laborales", agregó.


Según Molouny, las empresas deben colaborar para que exista un balance entre familia y trabajo y que encuentre el espacio para que pueda estar presente en su casa, sobre todo en sus días o tiempos libres.

Una tarea difícil

Mariano Suárez (41 años) es encargado de un comercio en el microcentro. Luego de escuchar los resultados de la encuesta , reconoce que busca cómo dar más tiempo a su familia, pero que no es una tarea sencilla para él. "Estoy prácticamente todo el día aquí (en el negocio), ya que cerramos tarde al mediodía y a la noche. Uno siempre tiene en la cabeza a la familia, pero realmente es difícil hacerse más tiempo para estar en el hogar", afirmó.

En igual sentido habló
Guido Martínez (22 años), que distribuye insumos plásticos para comercios. "No estoy casado ni tengo hijos, pero veo muy poco a mis viejos. Lo único que puse como regla de oro en el trabajo es que los domingos no llevo mercadería a nadie. Para mí, es el día de estar en casa y pasarla en familia", aseveró.

Marcela Juárez (32 años) es maestra y trabaja en una escuela primaria. Tiene dos hijos (uno de cuatro y otro de dos y medio) y reconoce que su empleo consume gran parte del día. "Pero lo fundamental es organizarse de tal manera que no se lleve el trabajo a casa. En mi caso, estoy toda la mañana y hasta cerca de las 16 en la escuela. Me quedo hasta esa hora para corregir y planificar las clases allí y, de esa hora en adelante, dedicar todo mi tiempo a los chicos y a mi marido", explicó.

Según la experiencia de cada trabajador, la organización del tiempo varía de acuerdo a los objetivos de cada uno y a las prioridades que se fija para su vida.

¿Cómo es en nuestro caso?¿Lo hemos pensado seriamente?

Fuente: http://www.lagaceta.com.ar

¿Cómo aprenden nuestro hijos?

Es posible que el problema de aprendizaje de su hijo precisamente sea de eso, de aprendizaje. Existe la posibilidad de que su pequeño no esté estudiando de manera adecuada.

En efecto, existen diferentes métodos de estudio, pero cada uno está basado en un estilo de aprendizaje. Si se estudia con uno que no es el nuestro, los conceptos tardarán el doble de tiempo y esfuerzo en entrar en nuestra cabeza o, en el peor de los casos, nada se nos pegará.

El estilo de aprendizaje es la manera en la que procesamos la información. Por eso es muy importante que usted sepa cuál es el estilo de su hijo y le ayude a reforzarlo, encontrando métodos de estudio adecuados.

¿Cuáles son los diferentes estilos de aprendizaje?

Son tres: visual, auditivo y kinestésico.

Un niño con estilo de aprendizaje visual aprende observando. Los niños “visuales” piensan a través de imágenes, son éstas las que permanecen por más tiempo en su cabeza. Los niños con este tipo de aprendizaje aprenden mucho más si se les explica con una presentación de PowerPoint, videos, imágenes o carteles.

Un buen método de estudio para este caso podría ser acomodar la información en mapas mentales. Las personas que poseen este estilo, tienen más facilidad para absorber grandes cantidades de información con rapidez.

Por otro lado, un alumno con estilo auditivo aprenderá de manera más eficiente si se le enseña de manera oral. Los aprendedores auditivos captan más información si alguien les explica los conceptos en voz alta. A este tipo de niños se les dificulta estudiar leyendo, porque de este modo no visualizan los conceptos.

Un método de estudio eficaz para este estilo es leer y estudiar en voz alta o explicarle los conceptos a alguien más. A los niños auditivos también se les facilita memorizar las palabras y recuerdan la información más rápido cuando la aprenden en forma de canciones o poemas. Quienes poseen este estilo de aprendizaje tienen facilidad para aprender idiomas.

El tercer estilo de aprendizaje es el kinestésico. Esto quiere decir que cuando procesamos la información, la asociamos a nuestras sensaciones y movimientos. Este tipo de alumnos aprenden mejor tocando las cosas, aprendiendo cómo funcionan en la práctica.

Los niños “kinestésicos” pueden estudiar conociendo los objetos o también a través de un baile, en el cual los movimientos con su cuerpo les ayuden a recordar la información.

Es importante saber que no existe un estilo de aprendizaje correcto o incorrecto, así que jamás debe intentar inculcarle uno a su hijo. La preferencia por uno en particular es algo con lo que ya nacemos. La mejor estrategia es aprender cuál es el de su hijo y de esta forma reforzarlo. Los resultados serán evidentes en sus próximas calificaciones.
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