Somos seres en constante crecimiento evolutivo

Cuando plantamos un rosal, vemos que pasa mucho tiempo durmiendo bajo la tierra, pero nadie se atreve a criticarlo diciendo: "tú no tienes raices profundas" o "te falta entusiasmo en tu relación con el tiempo". Muy por el contrario, nosostros lo tratamos con paciencia, agua y abono.
Cuando la semilla se transforma en plantón, a nadie le pasa por la cabeza condenarlo por frágil, inmaduro o por ser incapaz de ofrecernos inmediatamente las rosas que estamos esperando.
Todo lo contrario: nos maravillamos con el proceso del nacimiento de las hojas, seguidas de los capullos y, el día en que las flores aparecen, nuestro corazón se llena de alegría.
Sin embargo, la rosa es la rosa desde el momento en que ponemos la semilla en la tierra hasta el instante en que, pasado su periodo de esplendor, acaba marchitándose y muriendo. En cada etapa por la que pasa, (semilla, brote, capullo, flor) expresa lo mejor de sí misma.
Tambien nosotros, en nuestro crecimiento y constante mutuación pasamos por diversas etapas: tenemos que aprender a reconocerlos, en lugar de criticar la lentitud de nuestros cambios.

Extraido de Revista Viva 9/3/2014

Nuevo horario!!!

Queridos oyentes, Está por Verse, luego de 5 años de presencia en el horario de los Sabados a las 11 hs, a partir de este año está siendo trasmitido los miercoles a las 19 hs.
A partir del 19 de Marzo ya arrancaremos en vivo y pueden escuchar la grabacion desde la web de la radio (www.fmoeste.com.ar)
Agrademos la difución del nuevo dia y hora de trasmisión. Gracias por escucharnos y acompañarnos!!!

cuento para reflexionar...

Llego a Madrid a las 8 de la mañana. Voy a permitirme aqui solo algunas horas: de nada sirve telefonear a los amigos ni quedar para verlos. Dedido a caminar a solas por lugares que me gustan, y termino fumando un cigarrillo en un banco en la plaza de Retiro.
- Parece que no estás aqui, me dice un anciano sentado a mi lado
- Estoy aqui- le respondo- Solo que hace dos años atras en 1986, sentado en este mismo banco con un amigo pintor, Anastasio Ranchal, nosotros dos estábamos mirando a mi mujer, Cristina, que ha bebido más de la cuenta y está fingiendo que baila flamenco.
- Aprovecha- dice el anciano- pero no olvides que el recuerdo es como la sal: la cantidad adecuada hace más sabrosa la comida, pero si exageramos acabamos con el plato. Quien vive mucho en el pasado, termina sin presente para recordar.

Extraido de revista Viva, 9/3/2014