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jueves, 25 de febrero de 2010

Consejos para pasar sin miedo de las vacaciones a la escuela


Los hermanos Cachaza se están preparando para empezar las clases. "Están con ansiedad y me preguntan todo el tiempo cuántos días faltan para empezar", dice Lorena Cortés, la madre.

"Nacho pasa a segundo grado y está como acelerado; tiene muchas ganas de ver a sus amiguitos. Además, para las vacaciones le mandaron un libro para leer, entonces quiere leerlo y saberlo bien para cuando le pregunte la maestra. Mateo, que comienza primer grado, está fascinado por empezar y usar la ropa, los útiles, la mochila grande, y Bauti, que va al jardín, quiere ver a la seño y se prueba el pintor", cuenta Lorena.

El domingo que viene, los chicos estarán más nerviosos que cualquier otro domingo; es probable que les cueste dormirse y que no paren de moverse. La vuelta a la escuela es un gran desafío que implica cambios de horarios y hábitos, y que lleva tiempo incorporar como rutina. Más aún, el inicio de clases hace que toda la familia viva un período de adaptación, que se transita mucho mejor con paciencia, compañía y contención por parte de los padres.

No se trata sólo de acomodar la mochila, la ropa y demás cosas para los días que vienen, sino de tomar en cuenta otros detalles que pueden ayudar a los padres a preparar a los hijos para el nuevo ciclo.

"En general, los niños añoran el reencuentro con los amigos y el poder estrenar sus nuevos útiles, uniformes y zapatos. Pero hay algunos niños que no reaccionan de este modo y ponen el acento en los límites de horarios, en el tener que producir y en la vida organizada que los cansa y en ocasiones los aburre", dijo Mariana Cardaci, psicóloga de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar.

Todos los especialistas consultados por LA NACION coincidieron en que cada chico vive y expresa a su manera lo que la vuelta al colegio le provoca. "Hay niños que se comportan como si tuvieran menos edad, con enuresis nocturna, berrinches o rebeldías. En otros casos aparecen erupciones, fiebre u otro tipo de malestar físico. Cada niño y cada familia expresa de forma específica este conflicto personal", dijo el psicólogo Sebastián Seguí, del Centro Desplegar.

Con autonomía

El rol de los padres es fundamental para sostener el cambio, sobre todo para darles seguridad y ayudarlos a despegarse de ellos. Margarita Bonomo, psicopedagoga y terapeuta familiar, señaló que "el acompañamiento de los padres permite a los chicos lograr una buena autonomía hasta que se afianzan en la cotidianeidad de la escolaridad".

"Empezar con seguridad y confianza es un muy buen modo de inicio, por eso hay que acompañar a los niños y, más allá de comprar los útiles y el uniforme, armar juntos la mochila y repasar temas del año anterior", afirmó Cardaci.

Los profesionales también destacaron la importancia de anticipar a los chicos que los horarios y la rutina van a cambiar. "Se trata de explicarles en qué horarios van a estar juntos y en qué horarios no; si el chico va a ir al comedor. Con mucha paciencia, ir armando la estructura que va a sostenerse durante todo el año. Es importante mostrarles seguridad de que cuando los hijos vuelvan a la casa va a estar todo bien", señaló Bonomo.

Empezar primer grado produce un plus de movilización familiar. "Los chicos pasan de ser los mayores del jardín a los chiquitos de la primaria. Esto requiere toda una acomodación, que lleva un tiempo, así como adaptarse al ritmo escolar y al aprendizaje, porque se marcan pautas y límites, desde la hoja con renglón, hasta los recreos o llevar útiles. Hay niños a los que les resulta más fácil que a otros", dijo Bonomo.

Según la psicóloga infantil Norma Porter, es importante que los papás muestren a los hijos que están atentos a lo que necesitan y que los alienten. Además, es bueno hablarles sobre los valores, el sentido de responsabilidad y de la autoridad, explicarles que deben hacer caso a los maestros e incentivarlos a hacerse amigos de los compañeros.

Para que los chicos se vayan acomodando de a poco a los cambios, los especialistas aconsejan ir practicando desde días antes. "Esto implica acostarse y levantarse más temprano y comenzar a tener limitaciones en el horario del baño, de la televisión, la pileta o el juego. Comenzar por tener una semana de vacaciones más ordenadas en horarios, pero con la laxitud de estar de vacaciones todavía", sugirió Cardaci.

Cuando el rechazo hacia el inicio escolar está muy marcado en los chicos y se prolonga en el tiempo es importante hacer una consulta a un profesional.

Ana Falbo

Claves

  • Dedicar tiempo . Empezar las clases causa ansiedad, que se reduce si los padres se dedican a armar la mochila con los chicos, repasar temas del año anterior y anticipar rutinas y horarios.

  • Practicar . Acostarse y levantarse más temprano, limitar el horario permitido de televisión y juegos, y hablarles de las cosas nuevas que van a aprender en el año ayuda a acostumbrarse.
lanacion.com.ar

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